
Rabietas
Juegos para gestionar las rabietas de tus hijos con calma
Los niños aprenden a través del juego, así que también podemos, a través de él, ayudarles a gestionar sus rabietas sin necesidad de perder la calma.
Las rabietas infantiles ponen a prueba la calma de los padres que muchas veces no saben cómo gestionarlas (o no tienen las herramientas necesarias para ello).
Como siempre decimos, el primer paso para enfrentarse a las rabietas con éxito y sin caer en los gritos ni en las malas palabras hacia nuestros hijos es saber por qué se producen: son un mero mecanismo de defensa cuando se encuentran con sentimientos poco conocidos para ellos y sin las herramientas cerebrales necesarias para saber que no pueden gritar o llorar desconsoladamente.
Así que mamá, papá, sentimos deciros que la frase de ‘no llores por esa tontería’ o la de ‘a mí no hables hasta que no dejes de llorar y te comportes como una persona mayor’ no surgen ningún efecto ni a corto, ni a medio ni a largo plazo y, además, no ayudan a educar emocionalmente de manera correcta a nuestros hijos.
Las rabietas necesitan paciencia y comprensión. Son una etapa natural que pasará, como todas, por sí mismas. Normalmente comienzan a los dos o tres años y se alargan hasta los cuatro o cinco (o hasta el momento en el que el cerebro tiene el suficiente desarrollo como para que el peque se autocontrole).
Hasta que ese momento llegue, como padres podemos armarnos de herramientas que nos ayuden a sobrellevarlas con bien pie y, sobre todo, con paciencia.
En eso, los juegos pueden ser nuestros mejores amigos. Los niños no juegan por diversión: juegan porque es su manera de aprender, sin darse cuenta. Y nosotros podemos aprovechar esa capacidad que aporta el proceso lúdico para manejar las rabietas con calma y para que, poco a poco, vayan aprendiendo de ellas a autocontrolarse, autogestionar sus emociones y, sobre todo, a poner nombre a eso que están sintiendo para que sepan qué hacer si se vuelve a presentar.
Por eso, hemos elaborado una lista con juegos que pueden ayudarnos como padres a sobrellevar las rabietas con la mayor de la calma y la paciencia, sin que crispen nuestros nervios. Eso sí, advertimos que no son juegos enfocados en acabar con ellas, si no en ayudar a los niños a pasar el ‘mal rato’ de la mejor manera posible y a aprender de ello.

Desde Edúkame proponen un juego perfecto para niños a partir de dos años: les ayudará a canalizar la rabia de manera lúdica y, además, ganarán vocabulario emocional en un ambiente relajado.
Es un juego de la Oca un poco editado para adaptarlo a estas rabietas. Aquí podéis haceros con él.

“Cariño, ¿quieres dibujar eso que te tiene tan enfadado?”. Esta sencilla expresión puede ayudar a nuestro hijo a controlar la rabieta de una forma inofensiva. Pediremos que nos dibuje eso que le ha provocado esa ira y él, mientras lo hace, irá relajándose (porque dibujar o colorear, relaja).
Si no quiere dibujar eso, podemos darle un folio y unos cuantos rotuladores o pinturas de colores para que pinte garabatos y se vaya desestresando de esa manera.

Es una idea directamente salida del Método Montessori. Básicamente es un tarro lleno de agua y de purpurina que ayuda a los niños a relajarse en momento de estrés o de rabia: tendrán que ir moviéndolo poco a poco para ver cómo se mezcla la purpurina con el agua del otro lado y cómo cada elemento vuelve a su ser.
Además, su fabricación también la podemos hacer en familia.

Está demostrado científicamente que el ejercicio físico ayuda a desestresar y a relajarnos. Así que moverse también ayudará a los niños a volver a la calma mientras está teniendo una rabieta y, además, a nosotros nos ayudará a no perder la calma.
Propón que dé vueltas a un hula hoop de la manera en que él quiera.

Siguiendo el ejemplo anterior, podemos proponer la práctica de alguno de los juegos de toda la vida: la rayuela, el pilla-pilla… Se irán moviendo a la vez que vuelven a su ser.

Una psicóloga explicaba hace poco en uno de sus podcasts que si querías sobre llevar las rabietas de tus peques con buen pie, lo mejor era cantar. Así que, siguiendo su práctica, te recomendamos un karaoke para cuando el niño se sienta enrabietado.

Esta actividad tan lúdica y sencilla le ayudará a controlar su respiración y, por tanto, a volver a la calma con más facilidad.

Meter los dedos de los peques debajo de un chorro de agua o en un cubo lleno de agua (o de arena) puede ayudar a que vuelvan a la calma.

Pon música y pide a tu hijo que corra y que se quede quieto cuando la música se pare. Si bien no es una técnica genial para un momento de rabieta, sí puede ayudarlos a fomentar el autocontrol.

Mientras se preocupan porque no les encuentres, se olvidarán de eso que les tenía tan preocupados.