
Desarrollo del bebé
Jugar es una necesidad
En cada etapa los juegos responden a una necesidad según el desarrollo del pequeño. Se puede saber en qué punto de desarrollo está el niño por los juegos que elige en cada momento, por cómo utiliza los objetos y su cuerpo.

Los movimientos y «juegos» del bebé están dirigidos a relacionarse. Los ojos de mamá y papá son el primer juguete del recién nacido. Aquí comienza a desarrollar el vínculo del apego y el bebé explora sus emociones y las nuestras en nuestro rostro. Y esto ¡es solo el comienzo!

Los bebés exploran con la mirada, con las manos y, como no, con la boca (esta es una fuente inagotable de descubrimientos.) Igual que estudia los objetos, lo hace con su propio cuerpo: si pudiera, saltaría de alegría el día que se mete los pies en la boca por primera vez. Precisamente en uno de sus intentos de volver a chuparse los pies, si está tumbado, se caerá hacia un lado y empezará a darse cuenta de que ¡se puede voltear! Un mundo de posibilidades se abre ante él.

A partir de los ocho meses su mente se está estructurando a pasos agigantados. Ahora no le basta con ver, chupar y explorar los objetos con sus manos. Ahora choca el objeto contra la mesa, contra el suelo, contra otro objeto para saber qué puede hacer con eso. La cesta de los tesoros se puede ir transformando en múltiples contenedores (cajas, botellas, etc.).

Cuando la niña o el niño empieza a caminar, trasladarse es un juego en sí mismo, es en este momento cuando toma conciencia de las propiedades del espacio. Tendrá tanto interés en descubrirlo que también intentará explorarlo en vertical: subir es casi inevitable, así que si a los cajones se les suma un sillón bajo al que poder trepar, será muy feliz.

Es la época de destruir para construir, algo que hará con sus torres y construcciones sencillas. Necesita tirar y construir, modificar con sus manos y observar los resultados. En breve el pequeño empezará a reivindicarlo con la palabra: «no», es su forma de reafirmar su autonomía.

Entre los juegos favoritos de esta edad, los que más emociones despiertan son los de pillar o los de esconderse, los de pintar y modelar. Quiere superarse de forma constante. Estamos en la etapa del "YO SOLITO".

EL juego simbólico, la manera en la que se incorporan al difícil y complicado mundo de los adultos, adaptándolo a sus posibilidades. Y no paran de jugar, juegan en cualquier momento, porque cuando juegan viven. La vida cotidiana se convierte en un juego porque es una inagotable fuente de estímulo. La vida es un juego y tendrán que conquistar todos los momentos cotidianos.