Segundo embarazo
Llega un nuevo hermano: consejos para evitar los celos
Con la llegada de un nuevo hijo, el hermano mayor va a notar intensamente que su mundo cambia, y es normal que sienta ansiedad y celos. Conoce las claves para acompañarle en este proceso tan importante y saber cómo actuar ante los posibles conflictos.
Los celos son un estado afectivo caracterizado por el miedo a perder o ver reducidos el cariño y la atención de alguien querido, porque la persona amada prefiera a otra. Este sentimiento suele ir acompañado de envidia y resentimiento hacia quien se percibe como rival. La persona con celos se considera menos querida que antes.
La rivalidad entre hermanos es algo natural e inevitable, que no tiene por qué darse del mayor hacia el menor.
Se suele manifestar mediante muchas conductas: rechazo o rivalidad hacia el hermano, romperle su material y juguetes, buscar estar con el hermano para fastidiarle; insultarse, ridiculizarse o amenazarse, llegando a veces a las manos, chivarse de conductas del otro. Aunque vaya acompañado de un cariño sincero. La idea romántica de dos hermanos que lo van a compartir todo no siempre es real.
También se muestra en una vuelta a conductas más infantiles: imitar el lenguaje del pequeño, tartamudeo, pedir papillas, dormir en la cuna, el chupete, pedir ir a la cama de los padres, etc. También, conductas como lloro frecuente y sin motivo aparente, preguntas alusivas a sí se le quiere.
Celos cuando ha nacido un bebé en casa:
- Evitar frases que recriminen sus acciones: "No lo toques", "Aléjate que no me fío de ti", "Que se te va a caer"..
- Estimular con expresiones positivas todo acercamiento: "Qué bien lo cuidas" "Eres muy responsable", "Ven que lo vas a bañar muy bien".
- Involucrar a los hermanos en las tareas de cuidado, higiene, alimentación etc.
- Buscar espacios para atender de forma preferente a los hermanos en el momento del nacimiento del nuevo bebé y en el período posterior.
- Las personas adultas solemos dirigirnos rápida y casi exclusivamente al recién nacido, relegando la atención a los demás hermanos; sin embargo, son éstos los que pueden manifestar conductas celosas y no el recién nacido que no es consciente del momento.
- Valorar a nuestros hijos delante de familiares y visitas, tratando de omitir todo comentario negativo sobre ellos.
Medidas que pueden ayudar:
- Establecer normas claras y concretas en casa para todos.
- Habituarles a compartir las responsabilidades diarias.
- Propiciar actividades en las que colaboren todos.
- “Hacer familia”: juegos en común, excursiones, viajes, tertulias...Crear un clima familiar en el que predomine el amor y la confianza, compartir con los hijos todos los acontecimientos haciéndoles partícipes de proyectos comunes, ilusiones, valores de la propia familia.
- Tratar con afecto y atención frecuentes a los hijos para que perciban que son queridos.
- Estimular la expresión sincera de sentimientos y emociones.
- Enseñar modales concretos: pedir por favor, dar las gracias...

La llegada de un bebé supone un cambio muy importante, pero no implica necesariamente que su hermano desarrolle celos. Ante los cambios todos manifestamos un estado mayor de vigilancia, mayor activación de los sentidos y mayor cautela. Lo hacen los niños y lo hacemos nosotros.

Los celos en la infancia se desarrollan con la situación de “príncipe destronado”. El niño que ha crecido con sus padres ve de golpe que su madre desaparece de casa unos días y, a la vuelta, el centro de la vida familiar pasa a ser otro.

Es normal que en los días posteriores a la llegada del bebé, el niño esté más nervioso, le cueste dormir, necesite más ayuda para comer, se vuelva menos independiente y más inseguro… Si es así, no debemos pensar en los celos, sino en un niño perspicaz que se da cuenta de los cambios que se producen a su alrededor.

Un niño aprende a vivir la llegada de un hermano con la ayuda de los padres. Es esencial que la actitud de ellos se adapte sin problemas a la nueva realidad familiar.

Los niños, sobre todo después de los tres años, suelen tener sentimientos ambivalentes. Esto significa que la misma persona que les genera un fuerte sentimiento de atracción, agradable y noble, también les puede producir lo contrario.

Un niño quiere sinceramente a su hermano y eso les da alegría, pero en ocasiones se enfada, siente ganas de hacerle daño, y eso le da miedo. Esos sentimientos ambivalentes le generan ansiedad y confusión.

Se puede rebajar la ansiedad en un niño enseñándole cómo manejar los sentimientos encontrados que le provoca su nuevo hermano. Hay que explicarle que las personas no siempre pensamos lo mismo de los demás, pero que eso no quiere decir que seamos malos.

Ante la llegada de un hermano, lo principal es que el niño note los mínimos cambios. Debemos procurar atenderle igual que siempre y hacerle el mismo caso que antes. Para ello, los padres vamos a tener que multiplicarnos… ¡ánimo! Esta situación no durará eternamente.

Es buena idea no apartar al hermano mayor cuando nos dedicamos al pequeño. Puede ayudarnos a bañarlo, a dormirlo, a darle el biberón… Le estaremos enseñando que la “novedad” es agradable, y si nosotros lo vivimos así, le será más fácil aprender a querer y respetar al bebé.

Debemos evitar hacer cosas especiales con el hijo mayor, lo que se entiende como discriminación positiva. La finalidad es buena, pero no conviene poner distancia entre los hermanos. El mayor no debe pensar que estamos tratándole de forma distinta.

Hay que intentar que las cosas que hagamos para que nuestro hijo mayor se sienta bien no incluyan minusvalorar al pequeño. Queremos que los hermanos se quieran, no que compitan entre ellos por nuestro cariño y atención.

Si en el momento de la llegada de un hermano el niño es mayor de tres años, hay que dejar que se exprese en la forma que le sea más cómoda (pintando, hablando…) lo que siente por su hermano sin tratar de censurarlo.

El libro Martina y Anitram en el País de los Calcetines Perdidos (ed. Kitsunebooks) es una nueva entrega de los protagonistas de Yo mataré monstruos por ti, uno de los libros infantiles más vendidos de los últimos años en nuestro país. En esta ocasión, Lyona como autora, y San Balmes como preculsor de la idea, se centra en las relaciones entre hermanos. Es habitual que los niños se enfaden a veces con sus hermanos, pero su vínculo es tan fuerte que les ayuda a sobreponerse ante cualquier desencuentro. En esta nueva aventura de Martina y Anitram, que hará disfrutar muchísimo a los pequeños lectores, las dos protagonistas viajarán al País de los Calcetines Perdidos. ¿Quién no ha perdido un calcetín alguna vez? ¿Y si resulta que los calcetines no se pierden por arte de magia, sino que hay unos bichos que nos los roban? Las dos niñas tendrán que enfrentarse a un malvado rey para recuperar algo que les es muy preciado y descubrirán el verdadero significado de tener un hermano.