
Diversión al aire libre
Los mejores juegos de corro para niños
Pasan de generación en generación y siguen vigentes gracias a su poder para fortalecer los vínculos de amistad mediante la diversión, y en los tiempos que corren son además una magnífica excusa para jugar al aire libre.
Jugar al aire libre es fundamental para garantizar la ventilación, la renovación del aire y por ende limitar mucho las probabilidades de contagio de cualquier virus, en especial del que está marcando nuestras vidas en este 2020.
Formas de hacerlo hay muchas, lo único que hace falta es abrigarse cuando llegue el frío y buscar una sombra cuando ocurra la contrario. Desde el juego libre, que los peques adoran, hasta juegos de pelota, pasando por los juegos tradicionales, entre los cuales hay a su vez distintas variedades: los juegos de palmas, la rayuela, el escondite, el pilla pilla y un sinfín de ellos más. Todos siguen vigentes actualmente y se están recuperando más que nunca ahora que el espacio en recreos y parques se ha restringido tanto.
Un grupo de juegos clásicos que es especialmente divertido para disfrutar en grupo de un rato de ejercicio, risas y diversión son los de corro. Bajo tal denominación se pueden incluir decenas de dinámicas distintas que en realidad solo tienen en común que la disposición de los participantes es circular, en corro. A partir de ahí, pueden parecerse algunos, pero en general se diferencian tanto que incluso los hay para distintas edades, y los hay pensados para jugar sentados y otros de pie.
Este tipo de juegos se pueden aprovechar en las clases de psicomotricidad y educación física, en los ratos de recreo controlados y por supuesto en las horas de ocio que los peques pasan con sus amigos en la calle. Lo mejor que tienen es cómo fomentan las relaciones sociales entre ellos, y cómo se fortalece el vínculo de amistad a partir de actividades conjuntas como estas. Pero lo más importante es que son la excusa perfecta para que los peques se lo pasen en grande.

Es tan juego de corro que lo lleva en su propio nombre. Les encanta a los más pequeñitos, y no tiene más misterio que bailar de la mano formando un corro al ritmo de su inolvidable canción: “Al corro de la patata comeremos ensalada; Lo que comen los señores, naranjitas y limones; A chupé, a chupé sentadito me quedé”. Y todos al suelo entre risas.

'Gallinita ciega, ¿qué se ha perdido?. Una aguja en un pajar. Da tres vueltas y la encontrarás'. Si no has dicho o escuchado nunca estas tres palabras, ¿dónde estuviste en tu niñez? Este tradicional juego de corro requiere que alguien “se la ligue” con los ojos tapados situado en el centro del corro. Los demás le dan tres vueltas para desorientarle y el que va a ciegas tendrá que acercarse a los demás para tocarles e identificarles.

Tan mítico como la gallinita ciega, el juego del zapato por detrás consiste en poner a un grupo de personas sentados en forma de corro, y mientras cierran los ojos cantando 'A la zapatilla por detrás, tris tras. Ni la ves ni la verás, tris tras. Mirad para arriba que caen judías, mirad para abajo que caen garbanzos. A dormir, a dormir que los Reyes van a venir', el participante que está de pie coloca la zapatilla en la espalda de uno de los que está sentado. Cuando termina la canción. el que la tenga tiene que perseguir al niño que se la puso para ocupar antes que él el centro del corro.

Es un juego en el que los niños se sientan en círculo dándose las manos. Uno no lo hace porque es el vigilante. Uno de los participantes arranca el juego diciendo en alto la frase “Mando un telegrama a” y el nombre del destinatario del mismo. Los demás se apretan la mano de forma sucesiva hasta llegar al nombre que debe recibir el telegrama, que contestará “recibido”. La labor del vigilante será adivinar quién está apretando la mano a quién para interceptar el envío del mensaje.

Se juega de pie y en la dinámica se requiere atención y velocidad. El que va por fuera del círculo irá tocando la cabeza de los demás mientras les dice, “pato, pato, pato…” las veces que quiera hasta que lo cambie por “¡oca!” cuando lo desee. Ese jugador tendrá que salir corriendo en el camino opuesto al que se la ligaba para ocupar el espacio libre. El que antes lo ocupe, se lo queda para él.

Otro de los tradicionales en corro, al que juegan pequeños pero también mayores. Coloca una silla menos que el número de participantes, que tendrán que moverse en círculo alrededor de ellas mientras suene la música. Cuando el maestro de ceremonias pulse el pause y la música descanse, el que se quede sin silla queda eliminado. En cada ronda habrá que quitar una silla.