
Educación
7 consejos para evitar las palabrotas
Comienzan a hablar, y es inevitable: las palabrotas les llaman poderosamente la atención. Rosa Jové, en su libro “365 ideas para una crianza feliz”, nos da las claves para lidiar con ellas.

Entre los tres y los cinco años el niño se va haciendo más autónomo y también se expresa mediante un lenguaje más complejo. Descubre el poder del lenguaje y llegan también las palabrotas, muchas veces un modo de canalizar y expresar los sentimientos negativos.

Igual que con las rabietas, ante las palabrotas es recomendable adoptar una postura empática: ponerse en el lugar del niño y observar qué puede estar sintiendo. Esto nos ayudará a reconducir la situación.

Lo mejor es siempre dar ejemplo: lo que no se ha oído no puede reproducirse ni imitarse. Y tampoco conviene reír ante cualquier palabrota de otra persona: no podemos prohibírselo al niño y festejárselo a otra persona.

Debemos explicarles de forma sencilla y clara que las palabrotas ofenden, molestan, y no son respetuosas. Ante las primeras manifestaciones por parte del niño, es bueno no darle demasiada importancia e ignorarlas, para no provocar que las diga más.

Si sabemos reconducir con naturalidad la aparición de las primeras palabrotas, estas perderán su poder y el niño poco a poco dejará de utilizarlas.

Enséñale a usar palabras que no sean palabrotas para expresar sus sentimientos negativos.

Para sustituir las palabrotas, podemos inventar algunos términos nuevos que no sean ofensivos. También se le puede ofrecer lecturas en las que los personajes usen palabras y expresiones divertidas que ellos puedan incorporar a su repertorio.