Aprender música desde chiquitines
Los métodos más prestigiosos para aprender música con los niños
La música favorece la concentración, la discriminación auditiva y la escucha desde el nacimiento. Inspirar bienestar y calma en los más pequeños, mientras ¡se convierte en motor de creatividad! Seleccionamos los métodos de aprendizaje más famosos dirigidos para niños.
La música forma parte de nuestras vidas, estamos tan acostumbrados a su presencia que nos resultaría difícil imaginar muchos momentos sin su existencia. Sin embargo, la música no solo genera diferentes estados emocionales sino que también encierra numerosos beneficios, sobre todo para los niños. Mejora su memoria, potencia la inteligencia, favorece la atención y aumenta el autocontrol emocional.
Todos nacemos con la capacidad para apreciar y disfrutar de la música. Acercar al niño a la música desde muy pequeño es abrirle a una de las actividades humanas que mejor contacta con nuestro mundo emocional. Estudiar música en la infancia mejora las funciones cerebrales de adulto. Un interesante estudio realizado en la Universidad de Northwestern, en Evanston, Illinois (EEUU), demostró que los individuos que habían estudiado música “tenían mejores respuestas cerebrales frente a sonidos complejos”; lo cual se traduce en “beneficios que van desde una mejor percepción auditiva, mayor función ejecutiva y un empleo más eficaz de herramientas comunicativas”.
La iniciación a la música aporta a los niños grandes beneficios como la seguridad. En ellos crecerá la confianza y se desarrollará el respeto, la colaboración y la ayuda (sobre todo si hay más niños). En la etapa de alfabetización es bueno realizar ejercicios como rimas con sílabas marcadas y acompañadas de gestos, para que los niños canten; de esta manera mejorará también la forma de hablar y será más expresivo y creativo. Seguramente aprenderá a hablar antes que otros niños.
La música también aporta concentración y desarrolla la capacidad de aprendizaje de otros idiomas. Si escucha canciones, por ejemplo, en inglés el niño dominará antes este lenguaje. El aprendizaje muscial por decirlo de esta manera, potencia la memoria de los más pequeños.
No podemos obviar que la música también ayuda al desarrollo de la expresión corporal y a estimular el movimiento para realizar ritmos musicales. De esta forma se desarrollará mejor el equilibrio, el sistema y control rítimico del mismo. Deja que los más pequeños bailen al son de las mejores canciones. Comprobarás que a la larga se obtienen grandes resultados que le pueden acompañar el resto de su vida, si sigue practicando.
Muchos músicos como Suzuki se han interesado por la pedagogía musical y han desarrollado métodos para aprender música dirigidos especialmente a los más pequeños, convencidos de que las primeras etapas de la vida son fundamentales para desarrollar sus aptitudes. Reseñamos varios sistemas cuyas aportaciones han marcado el aprendizaje musical hasta hoy.

El método Suzuki es un método para aprender a tocar un instrumento musical. Está recogido actualmente en libros y grabaciones para piano, violín, viola, flauta traversa, flauta dulce, violonchelo, arpa, guitarra, contrabajo, canto, charango, Tarka, mandolina y ocarina. Su fundador, el japonés Shinichi Suzuki, estaba convencido de que si todos los niños aprenden una lengua, también pueden aprender el lenguaje musical. Su método, con más de 50 años, recoge todas las peculiaridades del aprendizaje del habla: empezar muy pronto, respetando el ritmo del niño, repetir las veces que hagan falta, siempre con el apoyo y el aliento cariñoso de los padres, etc... Suzuki basó su enfoque en la hipótesis de que la habilidad musical no es un talento innato, sino una destreza que, de igual modo que todos los niños desarrollan la capacidad de hablar su lengua materna, se puede entrenar.
El aprendizaje se asienta sobre 3 pilares: el niño, el profesor y los padres, una triada que configura el llamado "triángulo Suzuki". Comenzar temprano -entre 3 y 4 años, en un ambiente lleno de música, aprender de forma gradual, entrenarse un ratito cada día en presencia de los padres y estimulado por sus alientos, compartir los aprendizajes con otros niños son otras características del método.
De la misma manera que el niño no aprende a escribir antes de dominar el habla, en el método Suzuki, el niño no aprende a leer música antes de alcanzar un nivel de destreza básico en su instrumento.

Al doctor en musicología argentino Sergio Aschero le debemos una escritura musical basada en el color, lo que él denominó Numerofonía. Un sistema de números, colores y figuras que reemplazan la tradicional y compleja escritura musical. Los colores vivos representan los sonidos agudos y los fríos los graves. La simplicidad del método lo hace muy apto para niños pequeños en general y especialmente interesante en niños con problemas emocionales. Por desgracia, existen pocas obras escritas con esta escritura musical.
El método creado por este pedagogo argentino se caracteriza por el establecimiento de vínculos entre la vista y el oído, de tal modo que sus protagonistas son los números, los colores y las figuras, que sustituyen a la escritura musical de toda la vida. En este peculiar esquema de ‘sonocolores’, especialmente destinado a los más pequeños por su carácter lúdico, los colores representan a los sonidos más agudos y los fríos, a los graves. En muchos lugares del mundo, el método Aschero es utilizado por los profesores de música como un recurso educativo más.

El músico y pedagogo alemán Karl Orff situaba el inicio de la educación musical en el ritmo del lenguaje, los movimientos y las percusiones que se derivan de él. El inicio del aprendizaje musical surge de las canciones pero también de las rimas infantiles o las adivinanzas. Los ritmos se trabajan con las palabras y el movimiento corporal. Los niños hacen música con su cuerpo como si se tratara de un instrumento de percusión que emplean cuatro planos sonoros, los pies, las rodillas, las palmas y los dedos. Al cuerpo se suman instrumentos muy simples como el triángulo o el tambor.
Este músico y pedagogo alemán defendió una formación musical basada en el cuerpo humano (empezando por los pies y las manos) y en los instrumentos más sencillos (triángulo o tambor). Fundamentalmente, porque su método otorga una gran importancia a movimientos tan básicos como caminar, saltar o correr al ritmo de la música. Para ello, aboga por la realización de juegos que abarcan desde el trabajo con las palabras para desarrollar el ritmo, hasta el uso de canciones populares para divulgar los aspectos más sencillos de la música.

El músico y compositor húngaro Kódaly dejó su carrera profesional para poner todos sus esfuerzos en desarrollar sus ideas sobre la pedagogía musical. Basó su método en la voz, en su opinión el más perfecto y versátil instrumento musical que todos compartimos. Aprendiendo canciones de buena calidad -sólo la música de la mejor calidad es apta para formar a los niños-, el niño se va adentrando en el universo musical, las notas y los ritmos lo que le permitirá abordar aprendizajes más complejos en el futuro. Exponer al niño a la música desde el embarazo y empezar su formación musical en cuanto antes -en torno a los 3 o 4 años-, son otros importantes aspecto del método.
El Método Kodály se basa en la lectoescritura, las sílabas rítmicas, la fononimia y el solfeo relativo. Dentro de estos complejos conceptos se esconde un sistema muy sencillo, que otorga un gran protagonismo a la voz, a la que considera el instrumento musical más perfecto y versátil que existe. Kódaly aboga por sumergir a los niños cuanto antes (incluso desde el embarazo) en el universo de las notas y los ritmos musicales a través de canciones de calidad , para ir incorporando con el paso del tiempo nuevos niveles de dificultad en el aprendizaje.

El Método Dalcroze se basa en la coordinación entre los sonidos y los movimientos, de tal modo que la actividad corporal sirva para desarrollar imágenes mentales de los sonidos. El objetivo fundamental de este sistema es conseguir que el alumno responda de forma casi automática a cualquier estímulo musical. En este sentido, el esfuerzo necesario para transformar los sonidos en movimientos acarrea tal nivel de atención que también ayuda a desarrollar otros importantes conceptos, como la memoria, la socialización o la creatividad.

El Método Edgar Willems es el más místico e intimista de todos los sistemas pedagógicos. Entre otros motivos, porque parte de la teoría psicológica formulada por su autor para relacionar el interés por la música con la preocupación del ser humano por su vida interior. De este modo, Willems establece una relación entre las estructuras musicales y psicológicas de las personas, de forma que ritmo, melodía y armonía estarían vinculados con sensorialidad, afectividad y racionalidad. En la práctica, el sistema aboga por el desarrollo entre los alumnos de vivencias y experiencias vitales que les permitan encontrar su yo interior y, de paso, sumergirse en el mundo musical.

Music Mind Games es un método para el aprendizaje del Lenguaje Musical, creado por Michiko Yurko, con el que los niños aprenden a través de juegos inteligentes, creativos y cooperativos. Cada ejercicio supone un desafío mental que consigue captar su atención, a la vez que mejora su concentración y su memoria. Además, este sistema pedagógico es aplicable a todas las edades, niveles de aprendizaje y conocimiento.
En las clases de Music Mind Games los alumnos desarrollan habilidades como la audición, la entonación, el ritmo, la lectura de las notas y los símbolos de escritura, el dictado…; así como sus capacidades expresivas, musicales y motrices. Estas habilidades se adquieren gracias a un aprendizaje secuencial, flexible y automotivador y son revisadas constantemente. Todo ello fomenta la necesidad de aprender en vez de ser enseñado.

El Método Mago Diapasón fue creado para enseñar Lenguaje Musical y Educación Auditiva a los niños desde el vientre materno hasta los 6-7 años. El método surge con la maternidad de Paqui Castro, creadora de dicho método, con la idea de ayudar a su bebé en todo su potencial. Incluso antes del nacimiento de su primer hijo, en el vientre materno, gracias a un ambiente propicio y la estimulación necesaria, estaba convencida que beneficiaría enormemente a desarrollar las capacidades de su hijo, y desde el primer minuto de vida, con más motivo si cabe, estaba convencida plenamente que lograría potenciar habilidades como el oído, gusto, tacto…
Este tratado discurre a través de un cuento, con un personaje principal que es el propio Mago Diapasón. Con este personaje sus hijos lograron aprender el Lenguaje Musical y Educación Auditiva de una forma lúdica, como si de un juego se tratase, pero a la vez que la educación fuera global ya que propicia el desarrollo de aspectos intelectuales, sensoreales y motrices por medio del ritmo.