3-4 años
Aprender a nadar
A los tres años los niños ya son capaces de nadar, quizá no con total perfección, pero al menos pueden flotar en el agua y mover manos y brazos, aunque sea al estilo perrito.
Aunque muchas piscinas admiten a bebés a partir de los cinco meses, hasta el tercer cumpleaños los niños no son capaces de adquirir autonomía en el agua ni desarrollar los movimientos propios de la natación. Además, a esta edad los pequeños ya atienden a las explicaciones del monitor y pueden dirigir sus movimientos conscientemente.
Poco a poco
La primera regla de oro es no forzarles, ya que es contraproducente. Lo único que se puede hacer para ayudar al niño a vencer su pánico es convencerle de que en la piscina no pasa nada.
Después, debes seguir los siguientes pasos:
- Es bueno que vea a otros niños jugando en la piscina, enseñarle el material auxiliar que le ayudará a mantenerse a flote y asegurarle que siempre estará en brazos de mamá, papá o su monitor.
- También podemos pedirle que lance juguetes al agua para que vea cómo flotan.
- El paso siguiente es meterse con él en el agua. Pídele que vaya soltando las piernas y los brazos de forma que solo le sujetes por debajo de las axilas. Puede jugar a salpicar con las manos o entretenerse con un juguete.
- Si después de dos o tres sesiones sigue llorando desconsoladamente... siempre puede volver al año siguiente.
- Una vez familiarizado con el agua, tiene que adaptarse a ella. Después de varias sesiones, el niño percibe diferencias en el peso corporal, entiende el concepto de equilibrio y cómo lograrlo, aprende a respirar... Pero todo lleva su tiempo y, aunque algunos avanzan muy rápido, lo normal es que tarden al menos dos meses en aprender a nadar con material de apoyo.
- Para que puedan nadar sin ayuda, la media de tiempo varía mucho de un niño a otro. Depende del desarrollo de sus habilidades motoras y de la propia iniciativa del pequeño. En cualquier caso, por regla general, en poco más de un año suelen ser totalmente autónomos en el agua.
Material de apoyo para aprender a nadar
- Cinturón de tablas: es un cinturón con tablitas pequeñas que se pueden quitar y poner. El niño se mantiene a flote y puede moverse con libertad.
- Tablas en el bañador: cuando ya no necesita casi ayuda para mantenerse a flote, las tablas se introducen en su bañador.
- Tabla de corcho: Sirve para ejercitar las piernas mientras se mantiene la cabeza y la parte alta del tronco por encima del agua.
- Barras de flotación: también conocidas como «churros» o «bastones», son barras de espuma flexible a las que el peque se agarra para practicar movimientos.
Ya no se usa en clases de natación
- Flotador: es difícil dar con el tamaño adecuado (no puede ser grande porque el niño puede colarse a través de él, ni pequeño porque puede causarle rozaduras y heridas). Si el niño se da la vuelta con un flotador puesto, es difícil que pueda volver a salir a la superficie sin ayuda. El flotador dificulta el movimiento de cintura para arriba.
- Manguitos: son estupendos para los peques, pero los mayores que están aprendiendo a nadar acaban «colgándose» de ellos, lo que les resta agilidad para moverse con libertad por el agua.
- Burbuja: solo tienen un punto de apoyo en flotación, la espalda, de forma que el peso del niño queda descompensado. Aunque le ayude a no hundirse, no permite el equilibrio adecuado.
Asesora: Nerea del Barrio, directora técnica de Baby Swim.