
Datos sobre el TEA
Autismo: mitos y verdades del TEA
En España por cada 100 nacimientos hay un nuevo caso de Trastorno del Espectro del Autismo. Sin embargo todavía son muchas las falsas creencias que giran en torno a esta discapacidad. ¿Quieres saber cuáles? Toma nota.
Se han hecho avances, sí, pero aún falta camino por recorrer para acabar con todas las falsas creencias que sobrevuelan sobre el Trastorno del Espectro del Autismo (TEA). Un trastorno, no una enfermedad, de origen neurológico que afecta a la configuración del sistema nervioso. Según las cifras de Confederación Autismo España, en España tienen TEA más de 450.000 personas (también hay niños), y más de medio millón y medio si se tiene en cuenta el impacto que esta discapacidad tiene en las familias de los que lo presentan.
Ese impacto tiene mucho que ver con el hecho de que el TEA acompaña a la persona a lo largo de toda su vida. Actualmente se sabe que el TEA se manifiesta fundamentalmente en dos áreas de desarrollo: comunicación e interacción social y flexibilidad del pensamiento y de la conducta. De ahí que en muchos casos el diagnóstico sea tardío. En los niños cerca de la mitad de los casos se descubren pasados los cinco años de edad.
De hecho, al TEA le le conoce por ser una discapacidad invisible ya que no lleva asociado ningún rasgo físico diferenciador. Si bien es cierto que este trastorno presenta unas características específicas, éstas se manifiestan de manera distinta en cada persona, por supuesto también en cada niño que lo tiene. Razón más que de sobra para que los afectados de TEA requieran de apoyos individualizados, especializados y basados en la evidencia científica.
Actualmente, la prevalencia del TEA es de un niño por cada 100 nacimientos. Confederación Autismo España recuerda que es importante tener en cuenta una serie de aspectos que apoyen a los afectados ayudándoles a tener una mayor interacción con la sociedad. Entre ellos figura el de usar un lenguaje directo y concreto, sin ambigüedades o dobles sentidos, que haga la comunicación más sencilla y satisfactoria para la persona y evite que se sienta incómoda si no comprende algo.
Según dicha Confederación también es fundamental entender que los comportamientos de la persona o niño no son caprichosos o intencionados, sino que reflejan una manera distinta de comprender y desenvolverse en el mundo.
Asimismo, según las mismas fuentes, resulta esencial comprender y respetar la importancia de las rutinas e incluso ‘rigideces’ en el comportamiento de la persona. La Confederación recuerda que son elementos que le proporcionan seguridad. En este sentido –matiza- que apoyar a la persona puede ser positivo, siempre que no se imponga únicamente nuestro criterio o manera de ver las cosas.
Otro aspecto que sería muy positivo para los que tienen TEA es que consiguiéramos acabar con los mitos y las falsas creencias que aún existen sobre esta capacidad. Son muchos, pero los hemos querido resumir en diez. Son los siguientes:

El TEA acompaña a la persona a lo largo de toda su vida, lo que implica que hay personas con autismo en todas las etapas del ciclo vital: infancia, adolescencia y juventud, madurez y vejez.

Tradicionalmente se ha observado un mayor número de diagnósticos de TEA en hombres que en mujeres; de hecho, los datos de las investigaciones apuntan a que el trastorno se presenta casi cuatro veces más en varones. Pero esto no significa que el TEA se presente en mujeres. De hecho, el diagnóstico de TEA en niñas y mujeres está aumentando en los útimos años.

Las habilidades de interacción social de los niños con TEA pueden ser distintas de las habituales, por lo que pueden tener dificultades para relacionarse con otras personas y para desenvolverse en determinadas situaciones sociales. Esto no significa que les guste vivir aislados o que no tengan interés en relacionarse con los demás. A menudo es el entorno el que no les facilita esa participación porque no comprende ni se adapta a sus necesidades y características, generando al final rechazo social.

Los niños con TEA pueden presentar alteraciones de las habilidades de comunicación, que pueden variar desde las que no emplean ningún lenguaje verbal hasta las que tienen habilidades lingüísticas fluidas, pero encuentran dificultades para utilizarlas en una comunicación recíproca.
Esto significa que los niños con TEA sí se comunican aunque no todos lo hacen de la misma manera.

Algunos niños con autismo pueden presentar discapacidad intelectual asociada, pero esto no puede hacerse extensible a la totalidad del colectivo.

De la misma manera que no todos los niños con TEA presentan dicapacidad intelectual asociada, tampoco es posible generalizar afirmando que todas tienen un talento excepcional.
El funcionamiento cognitivo de las personas con TEA hace que, en ocasiones, algunas desarrollen un talento excepcional para determinadas actividades.

La agresividad no forma parte del autismo ni de otras capacidades de tipo cognitivo. De hecho la mayor parte de las personas con TEA son víctimas de situaciones de acoso, burla o agresión por parte de otros, y no quienes llevan a cabo ese comportamiento.

No existe evidencia alguna que relacione la vacunación con el desarrollo del TEA. Este mito, que es "un bulo" -según recuerda Autismo España- , "procede de estudios que se han demostrado fraudulentos y tras los que había fuertes intereses económicos".

El TEA es un trastorno del neurodesarrollo muy complejo en cuyo origen influyen distintos factores genéticos y ambientales aún sin identificar. Por tanto a día de hoy no es posible prevenir ni curar el autismo.

Los niños con TEA no sufren o padecen un trastorno; simplemente lo presentan o manifiestan.