Mi hijo no quieres usar sus gafas
¿ Necesita gafas y no quiere llevarlas? Tendrás que convencerle porque no usarlas puede perjudicarle. ¿Cómo hacerlo?
Aunque hoy es algo que se asume con mucha más naturalidad que cuando éramos nosotros niños, algunos chavales siguen llevando muy mal eso de usar gafas porque piensan que sus compañeros pueden reírse de ellos o a veces, simplemente, porque no sienten igual de cómodos que sin ellas.
Cuando ocurre esto, conviene llevar un control en casa y en el colegio para estar seguros de que el niño se las pone siempre que las necesita, ya que no hacerlo puede conllevar un riesgo importante para la visión.
El uso de las gafas es un asunto en el que no podemos transigir. Si el niño se niega a usarlas, hay que hacerle ver las consecuencias que puede tener el abandono a corto o largo plazo y conseguir que asuma que la salud es un valor mucho mas importante que el de la estética.
- Intenta convertir el problema en ventaja. Llevar gafas también tiene atractivo: les hace parecer diferentes, puede favorecerles, darles un look intelectual…
- Ayúdale a buscar un modelo bonito, deja que lo elija él, sin presiones, y convéncele de que le otorga un aspecto interesante. Hay muchos tipos de monturas, de formas y colores muy modernos, y seguro que encuentra unas gafas adecuadaa a su fisonomía. Eso sí, es importante que la montura sea ligera y que no se le caiga, para que pueda hacer deporte.
- Recuérdale también que muchas personas, algunas de ellas famosas y triunfadoras, han llevado o llevan sus gafas con orgullo: John Lennon, Brad Pitt, Scarlett Johansson, Jennifer Aniston…
- Si los amigos le ponen algún mote, no lo consideres grave siempre que no sea algo ofensivo. Forma parte de las costumbres de esta edad y no es culpa de las gafas, sino de la relación que existe entre los chicos. Hay que enseñarle a restar importancia al hecho y a encajarlo con humor para que le dejen en paz.
- No conviene que use lentillas hasta que tenga habilidad para manipularlas y cuidarlas por sí mismo, normalmente a partir de los 10 u 11 años. El ojo es un órgano my sensible, y, aunque la limpieza de las lentes es relativamente sencilla (existen soluciones únicas que facilitan el procedimiento), es importantísimo que el chaval sea responsable y consciente de lo importante que es mantener una higiene constante y escrupulosa.