Consejos para elegir mesa y silla de estudio para niños
La prioridad ha de ser la silla porque la salud del niño y su comodidad dependen de ella, y en función de cómo sea la que se elija, adquirir una mesa.
Elegir escritorio es una de esas tareas que forma parte de la vida de cualquier mamá y papá. En algún momento toca hacerlo. Las mesitas infantiles bajas no duran para siempre, ni siquiera las de crecimiento, y además conviene hacerlo relativamente pronto para que la postura del niño sea la adecuada y su espalda no se resienta con el tiempo.
Por eso, cuando tenga que pasar un tiempo diario haciendo deberes del cole, es buen momento para plantearse la adquisición de una mesa o una silla de estudio, como las que los adultos estamos comprando en masa desde el confinamiento.
Lógicamente, las circunstancias son distintas a esta compra porque los niños siguen creciendo y sus necesidades también son distintas, de ahí que sea recomendable elegir primero la silla y después, en función de ella, la mesa.
Para comprar la silla de forma correcta es recomendable priorizar los siguientes consejos:
Altura regulable
Es una de las variables que se deben tener en cuenta en primer lugar. En lo que respecta a la talla, la silla debe apoyar los pies en plano en el suelo al niño, y sus muslos han de formar un ángulo de 90 grados con la parte inferior de sus piernas. Además, la silla ha de permitir que apoye los antebrazos en los reposabrazos -en las sillas de estudio es recomendable que los tengan, no hablamos de sillas infantiles para jugar cuando son pequeños- con la espalda recta. Por estos motivos, la opción más recomendable es comprar una silla de altura regulable.
Respaldo acolchado pero firme
Los niños tienden a menudo a recostarse en las sillas, “machacando” a su espalda porque todavía no son conscientes de que lo están haciendo. Pero esto se puede evitar prestando atención a que el respaldo sea acolchado y tenga un buen soporte lumbar, sí, pero también que ofrezca la firmeza adecuada. Esto significa que no se hunda en exceso al descargar el peso sobre él.
Calidad prioritaria
Invertir mejor no siempre implica hacerlo en lo más barato. Una silla es mobiliario que utilizará durante muchos años tu hijo, y a diario. Y su salud está en juego, así que conviene elegir de entrada un diseño de calidad y garantía antes que el más económico. Y no solo por la salud del niño, sino también porque la calidad del producto hará que sea más duradero.
Diseño divertido
No es el factor más importante, pero todo suma, y hay que tener en cuenta que una silla de estudio para un niño es sinónimo, generalmente, de tareas tediosas. Así que un diseño motivador, que sea alegre y divertido, ayuda a que tenga otra predisposición hacia ella.
Una vez escogida la silla es hora de comprar la mesa, que siempre debe ir en función de su compañera de espacio. Más allá de la medida, que dependerá sobre todo del espacio disponible y las necesidades, la altura es el factor determinante al que prestar atención: se puede optar por un modelo alto, para lo cual tendréis que colocar un apoyo en el suelo al niño para que no le cuelguen los pies, pero también se venden mesas con patas regulables en altura, una alternativa muy interesante para niños.