Ser Padres

Llora en cuanto la ponemos a dormir

A mi hija de 17 meses le cuesta cada vez más dormirse, y se pone a llorar en cuanto la ponemos a dormir. He probado con música, cuentos, apagar todas las luces y sentarme con ella en el sofá, y nada. ¿Qué puedo hacer?13/05/2008 -

El llanto es un elemento de comunicación para los niños. Existen distintos tipos de llantos, entre ellos el que indica que no les gusta la soledad. Normalmente, a los 17 meses que tiene tu hija, los padres se convierten en el elemento de seguridad para sus hijos, y su ausencia genera en ellos reacciones de inquietud, temor o evitación: el niño llora y protesta para conseguir que aparezcan.

No parece que tu hija tenga problemas de sueño, sino que aún no ha aprendido a estar sola. Por eso es importante en estos momentos que le transmitáis seguridad, sin angustiaros porque llore.

La noche es parte del día y aprender a dormir es un hábito. Uno de los elementos que tienen que estar incorporados para adquirirlo es que el niño aprenda a estar tranquilo cuando los padres desaparezcan de su vista durante el día, y esto es lo primero que hay que empezar a trabajar. Antes de realizar ningún cambio durante la noche deberíais empezar a retardar un poco vuestra respuesta a sus peticiones durante el día. Además, deberíais "entrenar" a la pequeña para que vaya pasando en alguna habitación algunos ratitos al día sola mientras juega, ve una peli o hace pis.

Es importante buscar durante el día y al inicio de la noche los momentos en los que la niña esté más soñolienta para establecer sus horarios de sueño. También establecer una rutina previa que le indique que es la hora de dormir. Procurad no tratar de dormirla: hay que darle la oportunidad de que se duerma solita en la cuna. Si los padres intervenís en este proceso no podrá dormirse sin vuestra intervención.

Si te genera mucha angustia que llore puedes quedarte un ratito en su habitación sin hablarla y sin tocarla y a poder ser en un sitio en el que no te vea, para tranquilizarla a ratitos con la voz. Tócala solo para tranquilizarla de vez en cuando, pero sin dejar permanentemente tu mano en su espalda y sin mover su cuerpo ni su cuna.

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