Le han etiquetado de "malo" con solo 3 años
He discutido con la profesora de mi hijo porque la he escuchado llamarle "malo" delante de sus compañeros. Aunque sí es inquieto no es razón para que le etiqueten. ¿O estoy equivocada?
Es normal que tu hijo sea inquieto con solo tres años. Seguro que ya ha escuchado " Trasto, que eres un trasto», a menudo. Y cuando la trastada es peligrosa o molesta, como tirar del rabo al perro o darle al botón de la tele (a diario hace cosas así), oir lo de "Eres una niña muy mala. Mala, más que mala".
Pero hay más etiquetas peligrosas:
- Mario aprendió un poco tarde a caminar, y se cae con frecuencia. Desde luego no tiene la agilidad que mostraba a sus cuatro años su hermano Andrés. "Qué patoso es", comentan descuidadamene en su presencia. Y cuando por enésima vez se lastima y llora, le toca oir lo de: "¡Ay, hijo, qué torpe eres!".
- A Pablo le llamaban "agarrado" (es muy normal serlo a los dos años).
- A Cristina le dicen a cada momento que tiene "pelusa", ya que está pasando la lógica crisis de celos tras el nacimiento de un hermanito.
En nuestros primeros años todos pasamos por una variada gama de comportamientos. En unas épocas predominan unos, en otras otros. También es cierto que hay niños en los que predomina la inquietud, en otros la tacañería, en otros los celos... pero hacérselo notar insistentemente y de cualquier modo es contraproducente.
Pasaron los años y Berta siguió haciendo cosas inconvenientes, Mario se hizo cada vez más torpe, Pablo siguio siendo tacaño y Cristina se hizo una envidiosa de verdad.
¿Podemos culpar de ello a los adjetivos que de pequeños les aplicaron inadecuada e insistentemente? En unos casos puede que sí, y en otros pudieron al menos contribuir.
Hay comportamientos pasajeros que pueden instalarse permanentemente si, en vez de ser comprensivos, actuamos de modo que los niños, que están forjando su concepto de sí mismos, los asuman como un rasgo definitorio de su naciente personalidad. Los adjetivos que aplican los padres y los profesores, sobre todo si son insistentes, se graban a fuego.