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Superalimentos: ¿existen?

Últimamente se habla mucho de superalimentos. ¿Hay alimentos con superpropiedades? Si existen, ¿podrían proteger a nuestros hijos de enfermedades si los toman a menudo?

Se ha puesto de moda calificar a ciertos alimentos (la quinoa, el brócoli, el cacao, la cúrcuma, las semillas o el aceite de oliva virgen extra, entre otros) de «superalimentos» porque tienen una elevada concentración en ciertos nutrientes (antioxidantes, grasas saludables o vitaminas) beneficiosos para la salud. Pero, desde luego, en nutrición la definición técnica de superalimentos no existe.

Muchos de esos alimentos (como el aceite de oliva virgen extra, las legumbres, el brócoli, los cítricos, las nueces o las sardinas) son, o al menos deberían ser, de consumo habitual. En cambio, otros (como el chocolate negro) deben tomarse solo ocasionalmente y otros (la cúrcuma o la quinoa) son importados, y por lo tanto no forman parte de la dieta mediterránea.

En general, detrás de esos supuestos efectos beneficiosos hay más bombo publicitario que pruebas científicas. Apenas existen estudios y los pocos que se han hecho se realizaron en animales, con cantidades de alimento muy elevadas o los beneficios obtenidos fueron a muy corto plazo. Por otro lado, hay que tener en cuenta que los alimentos no se consumen aislados, sino dentro de una dieta, de modo que unos influyen en la absorción de otros.

Puedes ofrecer a tus hijos esos alimentos, si lo deseas, pero no esperes que actúen como el bálsamo de Fierabrás de nuestro buen Quijote, que era capaz de curar todos los males. Ningún alimento por sí solo da o quita la salud, lo mejor para estar sano es tener una dieta variada y hacer ejercicio físico habitualmente.

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