Consejos útiles para que tus hijos desayunen más sano
El desayuno debe ser lo más saludable posible, especialmente entre los más pequeños de la casa, por eso, es importante elegir bien los alimentos con los que nuestros hijos van a empezar el día. No todos son igual de recomendables. Te damos algunos consejos prácticos.
Optar por desayunos mucho más saludables y nutritivos es sencillo. Basta con eliminar el azúcar del café (o de la bebida de cacao), añadir alguna pieza de fruta y sustituir opciones insanas como las galletas más calóricas o los cereales azucarados por alimentos más nutritivos y saludables. Y, en el caso de los más pequeños de la casa, aunque es cierto que en un comienzo puede también ser algo complicado, no tiene por qué serlo tanto.
Hasta hace bien poco, era habitual pensar que las galletas de toda la vida, esas redonditas, finitas y tostadas, eran nutritivas y adecuadas. Sin embargo, como opinan muchos nutricionistas, en realidad no deja de ser bollería, independientemente de que sean galletas tradicionales que se elaboran desde hace años, ya que no dejan de contener harina de trigo refinado, una cantidad enorme de azúcar y grasas poco saludables.
Es cierto, eso sí, que podemos aprender a hacer nuestras propias galletas caseras, e intentar que sean lo más “sanas” posibles. ¿Cómo? Sustituyendo la harina de trigo común por harina de trigo integral, eliminando el azúcar a cantidades mínimas (recuerda que no hay endulzante saludable), y optando por aceite de oliva virgen extra.
No obstante, aún cuando estos sean sus ingredientes, básicamente debemos limitarlas a consumirlas ocasionalmente. Más aún en el caso de los más pequeños de la casa, puesto que no son alimentos ni nutritivos ni adecuados.
Lo mismo ocurre con los tradicionales cereales de desayuno infantiles. Muchas mamás y papás se sorprenden al descubrir que, en realidad, no son opciones de desayuno tan adecuadas como pensaban en un primer momento. ¿El motivo principal? La increíble cantidad de azúcares que contienen.
Si observamos el listado de ingredientes, y encontramos al azúcar en primer, segundo, tercer o incluso en cuarto lugar (o en sus múltiples variantes, como sacarosa, sucralosa, edulcorante de maíz, glucosa, azúcar invertida, maltosa, melaza, azúcar moreno…), posiblemente no se trate de un alimento adecuado, aún cuando sea “rico en fibra” o "natural".
Opta por cereales de grano entero para el desayuno, en especial la avena integral
Escoger unos cereales de desayuno adecuados para niños no tiene por qué ser complicado. La clave para descubrir si es o no saludable lo encontramos en su contenido en azúcar. Además, claro está, del resto de ingredientes utilizados en su elaboración.
El problema viene cuando, en lugar de un cereal de desayuno nutritivo, nos encontramos ante un cereal azucarado, lo que significa que contiene una enorme cantidad de azúcares. Aún cuando haya sido elaborado con cereales integrales, y también esté enriquecido con vitaminas, minerales y fibra, no significa necesariamente que sea más sano.

Porridge de avena para niños
De hecho, en promedio los cereales para niños contienen un 40% más de azúcar que los cereales para adultos. Y lo más probable es que, cada día, los niños no se limiten a comer una única porción en el desayuno. Es posible que repitan varias veces, e incluso que opten también por ellos para la merienda.
Así, cuando excluimos alimentos que, obviamente, contienen cantidades elevadas de azúcar como galletas, dulces, helados y refrescos, es muy común olvidarnos de los cereales de desayuno, que terminan por convertirse en la mayor fuente de azúcares añadidos en las dietas de la mayor parte de los niños menores de ocho años.
¿Lo mejor? Si prefieres seguir optando por los cereales de desayuno, lo más adecuado es escoger cereales con no más de cuatro gramos de azúcar por porción…
Aunque lo ideal es sustituirlos por otras opciones más nutritivas, como los cereales calientes. Un buen ejemplo lo encontramos en el tradicional porridge de avena, ideal tanto para bebés a partir de 6 meses como a cualquier edad, y que además puede comerse con fruta fresca.
Si lo deseas, puedes combinar el porridge de avena no solo con fruta fresca, sino añadiendo un poco de cacao en polvo por encima (sin azúcares). El muesli también es una opción excelente, siempre y cuando no lleven tampoco azúcar añadido.
Incluye siempre, siempre una fruta fresca
La fruta fresca es siempre fundamental en cualquier etapa de la vida, y durante la infancia lo es aún más si cabe, puesto que el niño obtiene todos los nutrientes que necesita, y además estará disfrutando de una auténtica “golosina” saludable, gracias a su sabor dulce.
Además, es habitual que los niños repitan lo que ven en los mayores, por lo que nosotros debemos convertirnos en sus mayores ejemplos. Y es que si no comemos fruta, ni tenemos fruta en el frutero siempre disponible, ¿cómo vamos a pretender luego que la consuman?
Si el niño es aún pequeño, podemos ofrecerle piezas de fruta cortadas con el desayuno, por ejemplo acompañándola con un yogur natural (sin añadir ningún tipo de endulzante).
Sin embargo, si es un poco más grande, podemos optar por dejar la fruta ya cortada y lista para comer en la nevera. Pocos niños se resisten a no darles un bocado cada vez que abren la nevera. Y se convierte, por tanto, en el mejor picoteo entre horas.
Opta por yogur natural
Con los yogures de sabores ocurre prácticamente lo mismo que con los cereales de desayuno infantiles: en muchas ocasiones poseen una enorme cantidad de azúcar añadido.
Y aún cuando puedan ser más apetitosos para el paladar de los más pequeños, no debemos olvidarnos que los bebés se acostumbran a lo que comen desde chiquitines. Por tanto, si el niño come habitualmente yogur natural, es muy probable que siempre lo prefiera, y que sobre todo, nunca lo rechace.

El yogur natural es ideal para niños
A excepción del yogur natural, y también del yogur griego, la cantidad media de azúcar que encontramos en la mayoría de yogures de sabores se sitúa por encima del límite que establece que, en realidad, un alimento es bajo en azúcar. Concretamente, 10,8 gramos de azúcar por cada 100 gramos de producto.
Ocurre lo mismo con los conocidos como postres lácteos, tales como flanes o natillas. De hecho, suelen ser los que más azúcar añadida contienen, con una media que se sitúa en los 16,4 gramos de azúcar por cada 100 gramos de producto.
Una opción ideal: Ofrece al pequeño un tazón de yogur natural con fruta fresca picada. Incluso si lo deseas, añade por encima un poco de copos de avena finos.