Ser Padres

¡Confirmado, consumimos un exceso de sal! ¿Cuál es la cantidad adecuada?

Las autoridades han lanzado la voz de alarma: niños y adultos consumimos demasiada sal.

Los pediatras aconsejan no añadir sal a la comida de los niños. Pero el peligro no viene tanto de lo que se cocina en casa, sino de lo que se compra ya cocinado: «El 72% de la sal que nos llevamos a la boca procede de cosas que compramos en la tienda, como embutidos, pan, quesos y platos preparados. Solo el 20% procede de la que añadimos de forma voluntaria», advierte el nutricionista Julio Basulto.

Hay que inculcar  hábitos saludables

Aunque es prácticamente imposible encontrar un exceso de sodio en la leche del pecho o de fórmula, la cosa cambia cuando empezamos con la alimentación complementaria. Antes de los doce meses, los riñones del bebé no están preparados para eliminar su exceso, por eso se aconseja no añadir sal a sus comidas, ni un grano. ¿Y después del año? Tampoco. De todas maneras, se la van a encontrar escondida en todas partes, desde una galleta a un pedazo de pan.
También es el momento de inculcar al pequeño hábitos sanos. El gusto por lo salado es adquirido, dependerá de lo que aprendan en casa. Deberíamos empezar por controlar nuestro propio hábito salado, porque si preparas pasta a la boloñesa sin sal para toda la familia y ve que en la mesa tú echas mano del salero, querrá imitarte, como hace con todo, y no habrás conseguido nada.

Un elemento sin valor nutritivo

Del Atlántico, de escamas, refinada, del Himalaya... todos los tipos de sal que se encuentran en el mercado son cloruro sódico, en una proporción de 40% de sodio y 60% de cloro. Es este último elemento el que le da el sabor que la caracteriza.
De esa mezcla nuestro cuerpo solo necesita el sodio y eso en muy pequeñas dosis. Este nutriente regula los fluidos del organismo, facilita la entrada de agua en el interior de las células (y, con ello, hidrata el cuerpo) y colabora en la transmisión de impulsos nerviosos. Para eso basta con el sodio presente en los alimentos de forma natural. Añadir sal a la comida no tiene, por lo tanto, ninguna función nutricional.
Si hay que elegir, en todo caso, es mejor optar por la sal con yodo, un mineral necesario para la producción de hormonas tiroideas. Aunque, una vez más, este elemento puede encontrarse de forma natural en alimentos como el pescado, sin que sea indispensable agregar sal.
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