Estos son los trastornos digestivos más típicos en verano y así puedes prevenirlos
En verano cambiamos mucho las rutinas y nuestra digestión lo nota. Toma nota de cuáles son los trastornos más frecuentes en esta época y cómo puedes evitarlos.
Cuando llega el verano, es muy normal que todos cambiemos de hábitos: viajes, comidas fuera de casa, horarios distintos, cambio de rutinas, excesos… Todo esto hace que sea mucho más fácil que aparezcan algunos problemas con nuestra digestión. Veamos cuáles son los principales en esta época del año y cómo podemos evitarlos.
Los trastornos más comunes
Estas son las complicaciones relacionadas con la digestión que son más frecuentes en los meses de verano:
Las intoxicaciones alimentarias
Se trata del trastorno digestivo más habitual en la época estival y también uno de los más peligrosos. Las intoxicaciones o toxoinfecciones alimentarias que se producen cuando se consume un alimento contaminado.
Las digestiones pesadas
Es un clásico especialmente en verano y en días de vacaciones. Los días de comida en exceso y los cambios en la dieta suelen hacer que las digestiones sean más copiosas y que se sienta pesadez y dolor de estómago.
La acidez
Es un problema bastante común y quien lo padece siente una especie de ardor en la garganta o en el pecho. Ocurre cuando se come demasiado rápido o en grandes cantidades, lo que provoca que se desequilibren los niveles de ácido del estómago y se escapen hacia el esófago.
Los gases
En verano las comilonas fuera de casa o el quedar a cenar con amigos o en familia seguramente hacen que hablemos más, nos riamos o que incluso a veces no mastiquemos bien. Y, claro, esto puede llevar a que tengamos gases.
El estreñimiento
Nuestro tracto digestivo también va a notar el cambio de hábitos, tanto de comidas como de actividad física. Si nos acostumbramos al sedentarismo y no consumimos los líquidos adecuados y la suficiente fibra, es más probable padecer estreñimiento.
El “corte de digestión”
Realmente no tiene que ver con la digestión en sí, es más bien un problema con un cambio brusco de temperatura. Si estamos tomando el sol y de repente nos metemos a un agua muy fría el cuerpo va a intentar adaptarse y cambiará con ello el flujo sanguíneo y el corazón latirá más lento. Si este cambio es muy fuerte se puede perder el conocimiento.
Consejos para prevenir trastornos digestivos
Para evitar en gran medida los trastornos que acabamos de ver, toma nota de estas recomendaciones:
- Lávate siempre correctamente las manos. Aunque a veces parezca una acción sin más, es aconsejable lavarse a menudo las manos, ya sea después de ir al baño, de dar un paseo, de estornudar, antes y después de comer, al cambiar los pañales al peque, etc, …
- Asegúrate de que los alimentos están bien cocinados, sin duda será la forma más eficaz de eliminar determinados patógenos en ellos. Sobre todo, hay que poner atención en las carnes, pescados y huevos.
- Recuerda también lavar bien las frutas y verduras antes de consumirlas. Así como los utensilios que vayas a utilizar.
- Ten cuidado con romper la cadena de frío, esto es más fácil que suceda durante los meses de calor, cuando los alimentos pueden sufrir cambios bruscos de temperatura. Si un producto que ha estado refrigerado se ha quedado fuera de la nevera, corremos el riesgo de padecer una intoxicación. Piensa que al romper la cadena pueden empezar a crecer microorganismos.
- Siempre hay que mantener una hidratación adecuada, pero durante el verano, ni que decir tiene que el agua debe beberse asiduamente. Eso sí, recuerda que si te encuentras ciertas aguas de fuentes desconocidas, arroyos o ríos, es mejor que no las consumas.
- No olvides seguir una dieta saludable, no abusar de los alimentos precocinados y demasiado calóricos e intentar hacer ejercicio de manera moderada.