Me gustaría que mi hijo fuera vegano, ¿cómo me informo antes de dar el paso?
El consenso científico cada vez es mayor en torno a la compatibilidad afirmativa de este tipo de dietas en la niñez, pero antes de dar el paso definitivo es fundamental informarse bien acerca de sus riesgos y, sobre todo, de cómo se debe planificar de forma adecuada en caso de que se lleve a cabo.
Si una decisión personal tan profunda como dejar de comer alimentos de origen animal suele llevar consigo una reflexión previa muy profunda, todavía lo es más la de decidir si aplicar una dieta vegana, restringida exclusivamente a productos vegetales, a los hijos.
Para tomar una postura definitiva al respecto, cuando te plantees este debate es imprescindible informarse bien antes. Y este es precisamente el gran escollo para muchos padres, que no saben por dónde empezar a la hora de discriminar qué fuentes e información son las que deben tener en cuenta. Afortunadamente, no son pocas las alternativas, así que a continuación te damos una relación completa de ellas:
Pediatra
Esta es la primera de las fuentes que debes consultar, la del pediatra de tus hijos. Primero, porque es una voz autorizada en la materia, pero sobre todo porque conoce a la perfección la salud de tu hijo y porque actualmente ya no es extraño para ellos que les planteen este tipo de debates las familias.
Dietistas nutricionistas especializados
Las fuentes científicas especializadas son las primeros que debemos consultar ante una cuestión tan delicada e importante como la de la dieta de nuestros hijos. Los dietistas nutricionistas Julio Basulto y Aitor Gómez son de los que más se han referido desde sus respectivos canales de divulgación a esta cuestión.
El primero de ellos, en uno de sus textos, recomienda algunas claves para los padres que quieren introducir dietas vegetarianas o veganas a sus hijos: “recordar la importancia de la vitamina B12; no descartar acudir a un dietista-nutricionista conocedor de la dieta vegetariana; revisar los apéndices 8 y 9 de las últimas guías dietéticas para los americanos, en los que encontramos aspectos clave para diseñar correctamente una dieta vegetariana o vegana, y tener en cuenta que nunca jamás se debe obligar a un niño a comer, tampoco premiarle o coaccionarle; recordar que a partir de los 2-3 años la dieta del niño se debe parecer mucho a la nuestra, por lo que conviene que exista una abundante presencia de granos integrales, frutas, hortalizas, legumbres y frutos secos (chafados o triturados antes de los 3-5 años); y que todos los niños deberían consumir la menor cantidad de alimentos superfluos con poco valor nutricional”.
El segundo, Aitor Sánchez, es un firme defensor de la dieta vegana en niños pero siempre que tiene la ocasión de referirse a ello en público recuerda la importancia de planificarla muy bien porque se puede ser vegano y comer realmente mal.
También pediatras con vocación divulgadora como Lucía Galán y, sobre todo, Miriam Martínez, especializada en alimentación vegana y vegetariana, son excelentes fuentes en la materia para aprender sobre esta cuestión antes de decidir si introducir la dieta vegana o vegetariana en nuestros hijos. Esta última explica, como líneas maestras a modo de primeros pasos en la cuestión, que “Los alimentos de origen animal no se eliminan, sino que se sustituyen por otros con un aporte nutricional similar”. “Es un error común dejar de comer carne y pescado y simplemente comer más pasta, pan y arroz con verduras. Esto conduciría a una dieta desequilibrada”, explica, en la línea de lo que decíamos anteriormente sobre la importancia decisiva de la planificación.
Esto es lo que debe incluir una dieta vegana saludable según la pediatra: “La carne, el pescado y los huevos se sustituyen por legumbres, derivados de la soja como el tofu, el tempeh y la soja texturizada, seitán, guisante texturizado y productos elaborados veganos que incluyan estos ingredientes; las leches y yogures animales se sustituyen por sus equivalentes vegetales (preferentemente soja), enriquecidos con calcio; el queso de leche animal se sustituye por frutos secos, quesos de frutos secos, y por tofu”. Por lo tanto, concluye Miriam Martínez, “las legumbres, frutos secos y semillas son por tanto los dos grupos de alimentos que tienes que empezar a comer diariamente cuando dejes de comer alimentos de origen animal”.
Bibliografía
La mayoría de los nombres mencionados anteriormente han divulgado de manera más detenida y profunda sobre la alimentación vegana y vegetariana en libros.
Son muchos los títulos que puedes encontrar especializados en esta cuestión, por lo que te damos tres pistas (en castellano) para empezar a documentarte si eliges este tipo de fuentes y que no te vuelvas loco en el intento: Alimentación vegetariana en la infancia, Niños veganos, felices y sanos, de David Román, y Mi familia vegana: Consejos de tu pediatra para una alimentación saludable y equilibrada, de la propia Miriam Martínez.
Instituciones
Deberían ser la primeras de la lista pero es complicado en muchas ocasiones acceder a información institucional y ser capaces de asimilarla si no se tienen conocimientos previos en una materia tan compleja como es la alimentación. De todos modos, es interesante conocer las que son voces autorizadas en esta cuestión.
Por ejemplo, la Academia Americana de Nutrición y Dietética, que ya dejó claro en 2016 que “las dietas vegetarianas, incluidas las veganas, planificadas adecuadamente, son saludables y nutricionalmente adecuadas” en “todas las etapas del ciclo de la vida, incluyendo lactantes, niños y embarazadas.
En la misma línea, aprobando la compatibilidad de las dietas veganas con la niñez, se han expresado, entre otros, la Academia Americana de Pediatría y la Asociación Británica de Dietistas (BDA). En España, en cambio, cuesta más encontrar posicionamientos tan rotundos, si bien es cierto que existen documentos oficiales como estas Recomendaciones del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP) que son lecturas muy recomendables para aprender más acerca de las dietas vegetarianas y veganas y poder así planificarlas del modo adecuado en el caso de que desees que tu hijo se alimente de acuerdo a esta filosofía de vida.