Ventajas de nacer en verano
Los niños que nacen en verano son más altos y emprendedores pero también más propensos a los problemas visuales, según unos estudios científicos.
El verano es un buen momento para nacer. Tanto el buen tiempo como la tranquilidad de las vacaciones benefician a los recién nacidos. Eso sí, conviene tomar algunas precauciones cuando el termómetro sube más de lo deseable.
Si en algún momento te preocupaste porque tu bebé iba a nacer en los meses más calurosos del año, puedes estar tranquila. Con las precauciones lógicas, sus primeros meses de vida transcurrirán sin sobresaltos. Por ejemplo, mantén a tu recién nacido en un lugar fresco y alejado de corrientes. Si tenéis aire acondicionado en casa, úsalo con precaución. Con el sudor, le puede salir sudamina, unos granitos sin importancia pero que pueden ir acompañados de picores.
Lactancia o biberón
Si das el pecho a tu bebé, estará protegido contra las diarreas que aumentan su frecuencia con el calor. Tampoco debes temer la deshidratación si le alimentas a demanda. En cambio, si toma biberón, sé escrupulosa con las medidas de higiene: lavado de los biberones, esterilización, manipulación, etc.
Además, dar a luz en verano tiene sus ventajas. No pasarás los meses más calurosos del año con tripa. La luz solar estimulará en ti un estado de ánimo positivo y alejará los riesgos de sentir melancolía postparto. Seguramente, contarás con la colaboración de tu pareja y eso también te ayudará a vivir más tranquilamente tus primeras semanas de nueva mamá.
Se pondrá menos malito
Por una parte tendrá menos riesgo de padecer ictericia del recién nacido y si la tiene, de recuperarse de manera natural con la exposición a la luz solar. Además, los bebés nacidos en estos meses sufren menos afecciones respiratorias, lo que le ayudará a fortalecer su todavía inmaduro sistema inmunológico. De hecho, cacer al principio del verano supone que tu bebé tendrá 5-6 meses cuando lleguen los procesos respiratorios, los que más afectan a los lactantes.
El buen tiempo viene con otra indudable buena noticia: la posibilidad de dar paseos agradables con tu bebé lo que servirá de estímulo y relax. Cuando ambos estéis en condiciones de salir os resultará sumamente placentero dar paseos en las horas más frescas del día, pronto por la mañana o en las últimas horas de la tarde. Eso sí, no olvides colocar una sombrilla en su cochecito y si estáis en una zona húmeda, un mosquitero.
Será más alto
En un estudio llevado a cabo durante más de 18 años en la Universidad británica de Bristol han descubierto que los bebés nacidos en verano e incluso a principios de otoño eran más altos y tenían una mayor densidad ósea que los nacidos en invierno o primavera. La exposición a la luz solar en los meses de calor potencia sus niveles de vitamina D.
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Buena actitud ante la vida
En un curioso estudio realizado por la Universidad Sueca de Umea afirman que los bebés nacidos en verano suelen tener más éxito profesional en su vida adulta. Consideran que tienen una actitud más aventurera que los bebés nacidos en otras estaciones. Quizá el buen tiempo anima a salir más y eso estimula a los pequeños.
Otro estudio, realizado por el profesor Richard Wiseman, psicólogo de la Universidad de Hertfordshire (Inglaterra) concluyó después de preguntar a más de 40.000 adultos si se consideraban afortunados o no de haber nacido en verano. Según Wiseman los nacidos durante los meses estivales son 'la estrella' del estudio, considerados los más afortunados. El experto cree que debe a la actitud más positiva ante la vida que estos niños desarrollan gracias a la mayor interactuación que se produce entre padres e hijos durante los meses de buen tiempo: salen a pasear, se bañan juntos en el mar, hacen excursiones…
La mala noticia...
Estudios publicados en la revista científica 'Ophthalmology' revelan que la miopía está asociada con la época de nacimiento. Tanto en Israel como en Gran Bretaña, se realizaron encuestas que demostraron que la miopía y otras deficiencias visuales son mucho más propensas en niños nacidos en verano. Los expertos sospechan que la exposición a la luz natural de los bebés recién nacidos puede tener efectos negativos en su visión a largo plazo.