Ser Padres

Cuentos para trabajar la motivación con niños con altas capacidades (y sin ellas)

¡Ha cumplido 6 meses!

Cumplido el medio año, es normal que tu bebé aprenda a sentarse solo y a gatear. Eso sí, no hay que ser estrictos porque unos niños lo hacen antes y otros pueden tardar tres o cuatro meses más.

Marta Moreno

Marta Moreno

Tras cientos y cientos de croquetas, giros y en algunos casos arrastres tipo “comando”, el bebé aprende a sentarse solo y a gatear prácticamente a la vez. Este movimiento le ofrece una libertad que hasta ahora no había sentido: ya no tiene que gimotear o llorar para que venga mamá... ¡¡puede ir él hacia ella!!
Es un logro extraordinario que a la vez despierta el miedo a la separación. Cuando empiezan a gatear muchos bebés se dedican a perseguir a mamá por toda la casa: “Muchas madres, cuando su hijo tiene esta edad, se preguntan si alguna vez podrán volver a utilizar el cuarto de baño en paz e intimidad”, comenta la catedrática M.C. Pugmire-Stoy en su libro El juego espontáneo.
El respeto a sus ritmos es fundamental en todas las etapas, pero en esta suele hacerse más evidente nuestra impaciencia. Muy pronto queremos sentar a los bebés, que gateen ¡o incluso que anden saltándose el gateo! Pero antes no es mejor como documentó la pediatra Emmi Pickler en su libro Libertad de movimiento.
Esta doctora demostró con su investigación que para alcanzar los hitos psicomotrices los niños solo necesitan un ambiente propicio y un adulto disponible (que no actúa a menos que el bebé lo pida), un adulto que no adelanta posturas al bebé. Los cientos de niños criados en el orfanato dirigido por Pickler fueron durante años un ejemplo de adultos estables y responsables, frente a las carencias emocionales que se atribuía a niños de otros centros.
Malena, madre de dos niños que se llevan dos años, confirma que antes no es mejor: “Mi primer hijo andaba a los nueve meses, sin embargo con tres años lo apunté a clases de psicomotricidad porque era inseguro, nunca se lanza a correr o saltar por las buenas…”.
Su segundo hijo, que a los diez meses apenas empezaba a gatear, dos años después mostraba mucha más destreza física que su hermano en todo lo que emprendía.
tracking