Cesto de los tesoros: Esta es una actividad super habitual en las escuelas infantiles. Es un juego muy estructurado y educativamente lleva unas reglas muy claras, pero en casa podemos saltárnoslas y preparar un cesto casero. Necesitamos una cesta de mimbre o tela (en su defecto, una caja de cartón). Meteremos en la cesta todo lo que veamos por casa de materiales puros (metal, cartón, piedra, tela, y madera), siempre que sea de un tamaño imposible de tragar y seguro, porque lo van a chupar todo. No compréis nada, buscad cosas habituales de casa que nos puedan servir como cucharas grandes o palas de madera, cucharones metálicos o cualquier utensilio de cocina que sea metálico o de madera. ¡Comprobad que no corten!Otro objetos interesantes de meter en el cesto de los tesoros son las anillas de cortina, trozos de tela, pañuelos, mortero de madera, cadenas gruesas y largas, pinzas de la ropa… Que no os importe poner objetos repetidos, ¡cuántos más mejor!Conviene que haya varios recipientes como los botes de la leche de continuación, cualquier cosa que cumpla las dos reglas: Seguro y de material puro, es decir, retirando todo lo que sea de plásticos y derivados. ¡Y comienza el juego! Retiramos todo el resto de juguetes y dejamos el cesto al alcance del niño, os aseguramos que pueden pasar horas… lo ideal es no intervenir, no jugar con él, está descubriendo las texturas, temperaturas, sonidos, colores, sabores y el adulto que ya tiene todo eso aprendido solo interfiere en su aprendizaje y su espontaneidad. Una vez que el niño abandone el juego, se recoge todo en el cesto y se deja unos días escondido, de forma que cuando se vuelva a sacar vuelva a ser novedad.