Ser Padres

Tu bebé es muy pequeño, pero… ¡capta las emociones!

La capacidad de imitar del recién nacido no se limita solo a copiar las muecas, también abarca las emociones.

Hace algunas décadas, investigadores como Andy Melzoff y Tiffany Field llevaron a cabo numerosos estudios con bebés en los que demostraron que si un adulto modelo adoptaba delante de ellos expresiones de alegría, tristeza y sorpresa, los pequeños eran capaces de reproducir esas mismas expresiones. ¿Cómo?

El poder de las neuronas espejo

Primero centraban su atención en los ojos y en la boca del adulto (ya sabes que éstas son las partes de tu cara que más gustan al recién nacido) y después iban variando la posición de sus propios ojos y boca, dependiendo de lo que observaban, hasta plasmar justo la expresión que tenían delante: ante una cara alegre, elevaban las comisuras de los labios y entornaban los ojos risueños; ante un semblante triste, fruncían el ceño y hacían pucheros, y ante un rostro sorprendido, abrían enormemente los ojos y la boca.

Sin duda, ésta es una de las destrezas más impresionantes de los recién nacidos… Del tuyo también por supuesto, y cuenta con ella porque dispone de las llamadas “neuronas espejo”, unas neuronas descubiertas a finales del siglo pasado que son las responsables no solo de la conducta imitativa, sino también de la capacidad de identificarnos con los sentimientos del otro. Por eso también se las conoce como “neuronas de la empatía”.

Empatía desde la cuna

Hasta hace unos años se pensaba que un bebé se ponía a llorar al oír el llanto de otro por mero contagio, pero hoy sabemos que no lo hace por simpatía, sino por empatía, porque de alguna manera siente lo mismo que el otro. “Estas neuronas son imprescindibles para poder entablar relaciones sociales”, asegura Arantxa Iturralde, psicóloga del Centro de Psicología Infantil Arantxa Iturralde de Pamplona.

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