Cómo limpiar los mocos a un bebé de un mes
El suero fisiológico es la mejor solución, y se deben evitar las peras de goma, mientras que los aspiradores nasales deben utilizarse lo menos posible.
A los bebés, como a los adultos, se les tapona la nariz y tienen días con mayor mucosidad, pero no saben ponerle remedio como los mayores, así que debemos ayudarles. Pero no de cualquier manera. Te explicamos cómo limpiarles los mocos de forma adecuada a continuación.
El suero fisiológico -agua con sal- es tu mayor aliado. Tanto es así que deberías tener siempre en casa, haya o no bebés, ya que también es la mejor solución para limpiar la nariz de un adulto si lo necesita, por no hablar de su eficacia para combatir la sequedad o el picor en los ojos, o para curar heridas.
El suero se puede comprar en aerosoles, en botellitas individuales o en botella grande. Cualquiera de los tres métodos es eficaz -conseguirá deshacer los mocos y que el niños los arrastre o bien los trague- y aconsejable, si bien se deben aplicar de forma distinta cada uno.
No hay momento predefinido para usar el suero y limpiar los mocos del pequeño, pero hay ocasiones en las que sale un poco más fácil, como después del baño, cuando el vapor del agua fluidifica un poco los mocos. Por eso, en la medida de lo posible, es bueno limpiar la nariz de los bebés durante la rutina posterior a su baño diario, aunque lógicamente no siempre será posible hacerlo ahí ya que puede requerirlo en otros momentos. No hay problema para repetir el proceso de limpieza siempre que sea necesaria y se haga de la forma correcta.
Paso a paso
Hay que tener especial cuidado con la posición del bebé al limpiar su nariz y, sobre todo, con no introducir nada en su nariz, ni siquiera el aplicador del aerosol, que tiene fuerza suficiente como para llevar el suero hasta las fosas nasales sin necesidad de meter dentro la salida del mismo. En este caso, basta con apoyar el aplicador en la entrada del orificio, pero siempre por fuera, como si una barrera le impidiera el paso. Ejecuta con la fuerza adecuada la aplicación del suero para no hacerle daño al bebé y para evitar que la mucosidad se dirija hacia los oídos. Lo ideal es colocarle de lado y utilizar entonces el aerosol en el orificio superior.
Si vas a utilizar jeringuilla, es recomendable hacerlo solo si sabes manejarlas bien y en todo caso se aconseja colocar al niño bocabajo porque controlar su presión no es fácil y hay que evitar que el suero tome el camino equivocado una vez penetre por la nariz del niño. Y en caso de utilizar las monodosis que vienen en formato reducido, sí se les puede colocar bocarriba porque se aplican con goteo, igual que cuando las usamos en los ojos, por ejemplo.
Estas son las tres maneras adecuadas de limpiar los moquitos a un recién nacido. Se deben evitar a toda costa las peras de goma, con las que se les puede ocasionar daño, y limitar lo máximo posible el uso de los aspiradores nasales, que se han puesto muy de moda por su probada eficacia pero que pueden generar problemas en el pequeño si no se usan de la manera adecuada.