¿Aún se usan los supositorios?
Sí, pero cada vez menos. La razón es que la medicina se absorbe mejor oralmente y así no se irrita el culito del bebé. Pero aún hay veces que los pediatras los recetan. ¿Cuándo y cómo se aplican?
Los médicos suelen recomendar los supositorios sobre todo cuando el niño no tolera el medicamento por vía oral: porque lo vomita, porque no es capaz de tragarlo o porque se niega. Los más comunes son los que tienen glicerina, (laxante para cuando niño tiene un estreñimiento puntual), los antitérmicos (tiene fiebre) y hasta hace bien poquito los balsámicos (tiene tos), pero la Agencia Española del Medicamento los ha desaconsejado.
No abusar en caso de estreñimiento
Nuestro asesor, el pediatra Carlos González, explica cuándo usar el supositorio en caso de “verdadero estreñimiento”. Y lo ponemos entre comillas porque muchas veces los padres creen que su hijo está estreñido y no lo está. El estreñimiento es una enfermedad que no se define por la frecuencia de las deposiciones, sino por su consistencia. " Estreñimiento es hacer bolas secas, grandes y duras, que no pasan por el agujero. Es una enfermedad porque duele, y porque puede producir fisuras anales y hemorroides", dice el pediatra.
Carlos González explica: “a veces sí que es necesario estimular el ano con un supositorio, porque si pasan muchos días sin hacer caca, esta se hace más gorda y más dura. Pero no hay abusar de estos métodos y reservarlos para cuando haya verdaderos problemas. Es importante que el bebé tenga la oportunidad de hacer caca por sí mismo, sin estímulos externos”.
Así se aplica
Para administrarlo, hay que colocar al niño tumbado y separarle suavemente las nalgas e introducir el supositorio por el ano por el extremo plano (nunca por el puntiagudo). Podemos impregnar el supositorio con algún lubricante como vaselina o aceite de oliva. Entrará con más facilidad y le resultará menos molesto.