
Seis sentidos para descubrir el mundo
Los padres podemos fomentar sus desarrollo ofreciéndoles un abanico de estímulos. Os damos ideas:

Pasa mucho tiempo mirando sus manitas, sus juguetes... El recién nacido solo enfoca objetos situados a 20 ó 25 centímetros de distancia, por ejemplo, la cara de mama cuando le da el pecho. A los tres meses, el bebé ya es capaz de seguir con la mirada un objeto en movimiento. Tras el primer cumpleaños su capacidad visual casi equivale a la de un adulto.

Reconoce por su olor a mamá, a papá y a sus hermanos Lo olores familiares le proporcionan consuelo y le tranquilizan. Le encantan los juguetes impregnados de su propio olor, por eso adoran sus a peluches.

El tacto envía imágenes completas al cerebro La piel es el órgano sensual más grande. A través de las sensaciones enviadas por el tacto, el cerebro es capaz de proyectar imágenes completas. Incluso los bebés más pequeños saben reconocer al verlo un objeto que han examinado con las manos y la lengua.

Disfruta con el movimiento A los bebés les gusta que les mezan en la hamaca. Ese movimiento fomenta su sentido del equilibrio, que desempeña un papel importante en su desarrollo mental y neurológico. Para estimular su equilibrio los padres pueden dar saltos suaves con él en brazos o mecerle en una tela ancha, así favorecen su aprendizaje y el niño se vuelve más estable.

Chupa todo lo que tiene a su alcance, si le cabe en la boca A los recién nacidos les encanta el sabor dulce, en especial, el de la leche materna. Los sabores ácidos y amargos aún les desagradan, y hacia el cuarto mes empieza a mostrar cierto interés por lo salado.

Le encantan los juguetes que hacen ruidos variados Al nacer su oído ya está bastante desarrollado, reconocen la voz de sus padres y son capaces de percibir las diferencias de notas y tonalidades. Hasta los cinco años perciben más información de su entorno con los oídos que con los ojos. Entre sus juguetes predilectos están los que hacen ruido.