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Cómo ayudar al bebé a sobrellevar mejor un cambio de hora

Cambiamos la hora dos veces al año. A finales de marzo y, en invierno, a finales de octubre. Pero, ¿cómo afectan estos cambios a los bebés? Y, sobre todo, ¿de qué forma podemos ayudarle para abordar mejor esta transición sin problemas?

Dos veces al año, el cambio de hora da como resultado una hora más o menos de sueño durante la noche. Por lo que, dependiendo de la época del año en la que nos encontramos, podemos mencionar el horario de verano, que cambia a finales de marzo, o el horario de invierno, cuyo cambio se produce a finales de octubre.

Se ha demostrado que, en los bebés menores de 6 meses de edad, el impacto del cambio de hora es insignificante, dado que, a esta edad, el bebé todavía no ha desarrollado ritmos circadianos (ciclos de aproximadamente 24 horas).

Así, para los más pequeños, una jornada de 24 horas se compone en realidad de varios ciclos de 1, 2 o 3 horas, que son las que marcan sus horas de alimentación, vigilia y sueño. De hecho, se estima que el reloj circadiano se establece entre los 3 a 6 meses de edad, aproximadamente.

Sin embargo, tanto los bebés mayores de 6 meses como los niños sí experimentan un cambio en sus hábitos diarios. ¿El resultado? Es posible que este cambio de horarios a veces origine interrupciones temporales durante algunos días. Entre los efectos más comunes podemos mencionar dificultad para dormir, irritabilidad y mal humor e incluso una pérdida de apetito.

En realidad, estas alteraciones puntuales y momentáneas no siempre tienen un origen fisiológico. Es más, suelen estar vinculados al comportamiento inadecuado de los padres, que pueden acabar interviniendo demasiado por la noche (por ejemplo, en los despertares nocturnos del bebé).

El cambio de hora se puede anticipar

Como tendemos a hacer los adultos con la finalidad de reducir al máximo el impacto que los diferentes cambios de hora pueden tener en nuestra salud durante algunos días, la idea es modificar de forma gradual el ritmo del bebé para evitar un cambio brusco. Casualmente, una hora de diferencia es, en realidad, mucho para él.

Para ayudarlo a superar el cambio de hora sin problemas, es mejor no insistir en horarios fijos para las comidas. Por ejemplo, podemos optar por alimentarlo tan pronto como tenga hambre, o tratar de cambiar de manera gradual la hora del biberón entre 10 y 15 minutos. Lo mismo ocurriría con la hora a la que se despierta y se acuesta.

Foto: Istock

Consejos útiles ante un cambio de hora con bebés en casaFoto: Istock

Pero, ojo: no es necesario hacerlo con demasiada anticipación. Con cuatro días será más que suficiente, y será, además, bastante más práctico.

Por ejemplo, podemos comenzar posponiendo la hora del almuerzo del miércoles 15 minutos. Así, en lugar de alimentar al bebé a las 14 p.m., podemos empezar con la comida alrededor de las 13:45 p.m., y así sucesivamente. De esta forma, el niño podrá comenzar bien su día de domingo tras el cambio de hora, sin prácticamente notar diferencias.

Cómo podemos ayudar al bebé a sobrellevar mejor la situación

Para los más pequeños, es cierto que el cambio a horario de invierno tiende a ser más fácil de sobrellevar que el cambio de horario en verano, principalmente porque no se despiertan con la luz del día, y sus noches, además, no se acortan. Pero su ritmo continúa alterado por esta pequeña hora de diferencia.

Para conseguir una transición sin problemas, lo ideal es ajustar el horario de su día poco a poco, con la finalidad de ayudarlos a adaptarse a sus nuevos horarios.

Es, exactamente, lo mismo que te hemos mencionado brevemente en el apartado anterior: intentar, 4 días antes del cambio de hora, adelantar 15 minutos los momentos importantes del día del pequeño, que incluye comidas, siesta y la hora de acostarse.

Dado que el ritmo biológico del bebé se encuentra influenciado por la luz del día, para conseguir despertares suaves a lo largo de todo el invierno, lo ideal es optar por poner mucha luz en las habitaciones por la mañana, con la intención de dar la impresión de que está amaneciendo. Esto activará el ritmo circadiano del bebé mayor de 6 meses.

Hay quien recomienda hacerse con un “simulador de amanecer”, que es un dispositivo que imita el amanecer, proporcionando un ritmo mucho más suave a los días del bebé.

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