El dolor de los bebés prematuros disminuye si escuchan la voz de su mamá
Los resultados de un nuevo estudio científico demuestran la importancia de la presencia de los padres con un bebé prematuro, quien tendrá que someterse a un gran estrés tras su nacimiento debido a todas las pruebas que necesitará.
Cuando un bebé prematuro, de menos de 37 semanas, llega al mundo, a menudo es separado de sus padres y colocado en una incubadora, que puede estar en Cuidados Intensivos, para continuar haciendo pruebas e intentar que pueda seguir desarrollándose de la manera más parecida posible a lo que haría estando en el vientre de mamá.
Sin embargo, ya hemos comentado en alguna que otra ocasión la importancia de hacer piel con piel con el bebé prematuro, así como la presencia de los dos progenitores, sobre todo, en las primeras horas y los primeros días de vida. Y es que, durante este periodo de tiempo, el pequeño tendrá que someterse a diferentes pruebas e intervenciones que aumentarán sus niveles de estrés después de nacer pero que, lamentablemente, son necesarias para que pueda seguir viviendo. Hablamos de la intubación, los análisis de sangre o la sonda para alimentarse, entre otros. Mientras tanto, los brazos y la voz de mamá y de papá puede ser su mejor aliciente.
De hecho, ahora se ha demostrado científicamente que la voz de la madre calma el dolor de los bebés prematuros durante las intervenciones a las que será sometido tras nacer. Quien ha llegado a esta conclusión ha sido un grupo de científicos de la Universidad de Ginebra, en Suiza, en colaboración con el Hospital Parini y la Universidad del Valle de Aosta, en Italia.
De acuerdo a sus conclusiones, publicadas en la revista Scientific Reports, cuando el bebé prematuro escucha la voz de su madre durante las pruebas médicas rutinarias, su nivel de oxitocina aumenta y su expresión de dolor era menor.
La voz de su madre, el mejor analgésico
Para llegar a esta conclusión, los autores del estudio analizaron a veinte bebés prematuros que nacieron en el hospital Hospital Parini, en Italia. Monitorizaron el comportamiento de los pequeños cuando su madre estaba presente en la extracción de sangre del talón a la que se someten a diario.
La presencia materna no fue en vano: los profesionales les pidieron, durante el primer día, que no estuvieran presentes. En el segundo, que hablasen a sus bebés mientras les extraían la sangre y, en el tercer día, les pidieron que cantaran a sus pequeños durante la prueba. “Para el estudio, la madre empezó a hablar o cantar cinco minutos antes de la inyección, durante la inyección y después del procedimiento”, asegura uno de los autores.
El resultado es que, en los tres días, el comportamiento del bebé cambiaba significativamente.
El PIPP (Perfil de Dolor del Bebé Prematuro), que analiza las expresiones faciales y, entre otros, la presión del corazón y la oxigenación, pasaba de 4,5 a 3 cuando la madre pasaba de estar ausente a hablar al pequeño. Cuando le cantaba, bajaba a 3,8.
Pero no quisieron quedarse ahí. Ya sabían que la voz de mamá calmaba al bebé, pero querían saber exactamente por qué. Así que los investigadores pensaron en la oxitocina, una hormona directamente relacionada con la conducta maternal y paternal, entre otros.
Sabían que estudios anteriores habían relacionado el estrés de los bebés prematuros con esta hormona, así que decidieron recoger muestras a los bebés a través de su saliva. ¿Qué descubrieron? Que los niveles de oxitocina aumentan de 0,8 picogramos a 1,4 cuando la madre hablaba.