
Alimentación complementaria
¿Cómo saber si mi bebé está preparado para comer sólidos?
La OMS dice que a partir de los seis meses podemos empezar a introducir los sólidos en la alimentación de los bebés. Pero cada niño tiene unos ritmos específicos: ¿cómo saber si está preparado?
“La alimentación complementaria se considera un proceso por el cual se ofrecen al lactante alimentos sólidos o líquidos distintos de la leche materna o de una fórmula infantil como complemento y no como sustitución de esta”. Así define la Asociación Española de Pediatría la alimentación complementaria o la introducción de sólidos en la vida de un bebé.
Y es que, según la Organización Mundial de la Salud, la leche materna o de fórmula está ideada para suplir perfectamente todas las necesidades del bebé hasta los seis meses de edad. A partir de ese momento convendría ir añadiendo de forma paulatina el resto de alimento, aun manteniendo la leche o lactancia a demanda el tiempo que madre e hijo deseen.
Tradicionalmente, esa introducción de sólidos se ha hecho a través de los purés y las papillas pero, desde hace más o menos 25 años, existe un método alternativo: el conocido como Baby Led Weaning (BLW) y que consiste en dejar la plena autonomía al niño para que sea él solito el que aprenda a llevarse los alimentos a la boca y el que aprenda a pedirlos y dejarlos cuando esté saciado.
En esta forma de alimentación es muy importante el corte, el cocinado y los alimentos que podemos dar al peque para evitar atragantamientos. Aquí te hablamos sobre ellos.
Aunque es cierto que la OMS advierte que a los seis meses convendría empezar con los sólidos, lo cierto es que no todos los niños siguen los mismos ritmos de aprendizaje y, por eso, hemos de cerciorarnos de que está preparado para empezar con la alimentación complementaria.
Los expertos comentan que existen señales inequívocas de que el niño está preparado para comenzarla, así que a continuación, basándonos siempre en opiniones de expertos, te vamos a hablar de estas señales o claves que nos pueden indicar que nuestro peque está preparado.
Hemos de puntualizar que tenemos que estar bien convencidos y preguntar al pediatra: no porque veamos en él una de todas estas claves, hemos de pensar que ya podemos empezar con la introducción de sólidos (bien sea en purés o papillas o a través del Baby Led Weaning).

Desde la página de Healthy Children, avalada por la American Academy of Pediatrics, aseguran que esta es una señal clara. “Aunque algunos bebés pueden levantar su cabeza como muestra de fuerza desde que nacen, esta señal no suele producirse hasta los tres o cuatro meses de edad”.

Para introducir sólidos el bebé necesita saber sentare erguido y mantenerse. Este hecho suele producirse a partir de los seis meses de edad.

“Si usted le ofrece una cuchara de cereal de arroz y el bebé la empuja para sacarla de la boca y le cae en el mentón es posible que no tenga la capacidad de llevarlo a la parte trasera de la boca para tragarlo”, afirman desde Healthy Children. Si pasa esto, aseguran que es recomendable esperar una semana o dos y volver a probar.

En esto coincide la American Academy of Pediatrics y la experta en BLW Sara Traver: a medida que los peques perciben su alrededor, tienden a interesarse más en los alimentos. ¿Cómo? Atienden con atención nuestra comida, abren la boca cuando ven que alguien se les acerca…

Aunque Sara Traver prefiere no hablar de normalidades, porque recordemos que cada niño tiene su propio ritmo, desde Healthy Children sí establecen esa edad en el momento en que los bebés llegan a pesar el doble del peso que tenían al nacer.

El reflejo de extrusión tiene que ver con lo que comentamos arriba: es el reflejo que hace que el bebé expulse lo que la comida que le estamos metiendo en la boca. Es un mecanismo para evitar atragantamientos y desaparece cuando el niño está preparado para llevar a la boca algo que no sea la leche.

Sara Traver comenta esta como una señal (aunque no inequívoca de que está preparado).

Existen bebés, como dice Sara Traver, que no empiezan a dar señales para introducir los sólidos hasta los 8 o 9 meses: “no hay absolutamente nada de lo que preocuparse si hasta los 8 o 9 meses no prueba bocado y, a partir de ahí, habría que ver el caso de ese bebé en concreto, que casi siempre, estará dentro de la normalidad”.

“Esto lo descubriremos cuando le ofrezcamos comida. Cuando quiere más, intenta coger alimentos, cuando no, los suelta o se echa para atrás”, afirma Traver en su web Natural Wean.