Lactancia
Lactancia: 10 preguntas y respuestas
¿Cómo lograr que el bebé se enganche pronto? ¿Cómo saber si me ha subido la leche? ¿Se pueden evitar las grietas? ¿Cómo conseguir que no tenga dolor de espalda al dar de mamar? Estas y otras respuestas trataremos de orientarte.
La lactancia es el mejor alimento para tu bebé. Dar el pecho es una experiencia maravillosa tanto para la madre como para el bebé, pero a la vez es uno de los temas que más preocupa a la mujer al convertirse en madre. ¿Seré capaz de amamantar a mi bebé? ¿Tendré suficiente leche? ¿Dolerá? Tratamos de contestar las dudas más habituales sobre lactancia.
Algunas mujeres ya desde el embarazo, y todas cuando nace el bebé, producen calostro, un líquido amarillento con alto contenido de proteínas y otros nutrientes que constituyen el mejor alimento para el bebé en sus primeros días. Las proteínas del calostro contienen grandes cantidades de anticuerpos que defienden al bebé de muchas enfermedades. Además tiene un efecto laxante y le ayuda a eliminar el meconio.

Todos los pezones sirven, al margen de su tamaño. De hecho, los bebés no necesitan el pezón para mamar, es tan sólo una referencia visual y táctil para que sepan a dónde deben dirigir la boca. Si tienes dudas respecto a tu pezón, lo mejor que puedes hacer es acudir a un grupo de apoyo a la lactancia antes de tener a tu bebé, para que lo puedan valorar y enseñarte todo lo necesario para iniciar la lactancia con buen pie.
Tu areola contiene una decena, a veces más, de los llamados corpúsculos de Montgomery, que son las protuberancias que encontrarás alrededor de la misma, se encargan de limpiar, desinfectar y lubricar el pecho. No hace falta por tanto sustituir esa preparación natural por ungüentos ni cremas de farmacia.

Desde la primera toma, en el propio paritorio, pon al bebé sobre tu pecho y él solo irá buscando su "ración" (desde el primer minuto de vida ya pueden succionar). Pero habrá que dejarle su tiempo: dejar que huela a mamá, que vaya buscando el pezón... Como explica el pediatra, experto en lactancia, Carlos González: "Ellos nacen preparados para mamar, así que lo más importante es dejarles hacer. Si la piel de la madre y la del bebé están en contacto directo y ambos están tranquilos, resultará más sencillo."
Una buena postura facilita un agarre correcto del bebé al pecho, un aspecto fundamental para que reciba la cantidad de leche que necesita y evitar problemas en la madre como la aparición de grietas.
Para que haya un buen agarre durante la succión, la boca del bebé debe cubrir gran parte de la areola mamaria y el pezón debe estar completamente dentro de la boca del bebé, sobre el paladar blando, en la parte posterior de la boca.
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La leche subirá a los pocos días de nacer el bebé y comenzarás a sentir que los pechos están llenos. La frecuencia con que se amamante al bebé evitará que estos se congestionen. Para evitar estas molestias iniciales de la lactancia lo ideal es ofrecerle el pecho con frecuencia. También para descongestionar el pecho tras la subida de leche se puede colocando compresas de agua tibia o tomando un baño, masajeando suavemente los pechos, ablandando la aréola antes de amamantar, estando relajada.
Si después de amamantar los pechos siguen congestionados se puede extraer leche hasta que se sienta alivio y/o colocando una compresa de agua fría para reducir la inflamación.
Cómo se produce el subida de la leche

Las grietas durante la lactancia son heridas o fisuras muy pequeñas que se van agrandando con el paso de los días. Producen dolor en el pezón durante la toma, incluso pueden llegar a sangrar. Especial cuidado con el peligro de infección si no se curan a tiempo.
¿Por qué aparecen?
Al mamar, el bebé coge solo la punta del pezón y no toda la aureola.
El niño tiene dificultades para succionar por un frenillo corto o por el uso del chupete o tetinas.
El pecho esté demasiado lleno y aplana el pezón.
Una higiene inadecuada en el pecho: exceso de lavados, pezones húmedos o abuso de discos de lactancia.

Dando el pecho y cargando al bebé puede verse resentida la espalda de la mamá. El dolor de espalda es evitable con una buena postura al amamantar.

La succión del bebé estimula los receptores de oxitocina y prolactina, y desencadena un impulso nervioso que viaja hasta el cerebro, donde el hipotálamo induce la producción de dos hormonas: la prolactina, que se encarga de la producción de la leche, y la oxitocina, que provoca la contracción de los alvéolos y desencadena la eyección o salida de la leche.
Descubre los beneficios de la leche materna

El bebé no debe tener horarios para alimentarse, es él quien manda. Aunque haya tomado el pecho hace poco, puede haberse quedado con hambre o necesitar consuelo en el pecho. El estómago del bebé no es como un vaso que se llena y debe esperarse 3 horas para que se vacíe y volver a ofrecerle.
Descubre en qué consiste la lactancia a demanda

Las cesáreas no retrasan la subida de la leche. La subida de la leche se inicia en el momento en que la placenta se separa del útero, y esto ocurre tanto en un parto vaginal como en una cesárea.
Los protocolos hospitalarios suelen retrasar el primer contacto entre la madre y el bebé cuando el nacimiento ha sido por cesárea. Esta es la razón real de la demora de la subida de la leche, además de la incomodidad que puede sentir la madre para colocar al bebé al pecho a causa de los puntos de sutura...
Consejos para dar el pecho después de una cesárea

La glándula mamaria es un mecanismo que se autorregula. Durante las primeras semanas de vida de tu hijo, el pecho está 'probando' y es como si 'lanzará' mucha cantidad para que no falte leche. Sabemos por estudios científicos que al principio de toda lactancia se fabrica más de la necesaria. De este modo se asegura de que el bebé no pasará hambre.
Cuando la glándula empieza a adaptarse a la demanda del bebé, ajusta la oferta y fabrica la leche que el bebé demanda.
Generalmente, a partir de los 3 meses, las madres sienten los pechos blandos y pueden creer que no tienen leche. Si a esto se le une la crisis de lactancia habitual a los tres meses, la madre puede interpretarla como una sensación de rechazo por parte del niño a causa de la falta de leche. ¡La magia del cuerpo humano!

Muchas madres expresan preocupación y dudas respecto a si tendrán suficiente leche para alimentar a sus hijos. Pero ahora sabemos que, salvo situaciones excepcionales, las madres producen la cantidad exacta de leche que necesitan sus bebés si el agarre es correcto y la lactancia es a demanda.
Cuando una madre cree que tiene poca leche, lo habitual es que se trate de alguno de los siguientes casos:
1. La posición del niño o el agarre del pecho no es adecuado
2. Si el bebé apoya su cabeza en el codo de su madre, la madre se ve obligada a desplazar el pecho unos centímetros para que el bebé pueda agarrarlo.
3. Si el bebé no abre completamente la boca para abarcar con ella gran parte de la areola y el pezón o tiene un frenillo lingual corto