Ser Padres

Escuela infantil: nuevas propuestas

Hay escuelas infantiles para todos los gustos: aulas en la naturaleza, centros que siguen la línea Montessori, gestionados por los padres, etc.

Iniciativa, capacidad de decisión, autonomía, intuición, creatividad, talento para cooperar y trabajar en equipo o resolución ante los problemas imprevistos son herramientas que les serán indispensables a nuestros niños cuando el día de mañana decidan triunfar en la vida. Por eso lo más práctico es que se conviertan en algo natural desde su más tierna infancia.

La forma de entender hoy la enseñanza en la etapa de infantil sentará las bases de los adultos de la sociedad de mañana. ¿Hacia dónde caminan las tendencias de las escuelas infantiles más innovadoras?

Fomentan el cuidado del planeta

Hoy aprender a no malgastar agua, a separar cada material de desecho en su correspondiente contenedor o a reutilizar bolsas y papel es igual de necesario que aprender a lavarse las manos antes de comer o a no pegar al compañero. Por eso cada vez más escuelas infantiles se preocupan de transmitir estas rutinas a los niños desde pequeñitos.

Encima, su efecto es expansivo: son los niños quienes logran que sus familias se involucren y se conciencien mucho más de la importancia que tiene reciclar.

Gestionados por cooperativas de padres

¿Y si construyeras tu propio cole ideal a medida para tu hijo y tu forma de entender la educación? Es lo que intentan cada vez más colectivos de padres que comparten un punto de vista común respecto a lo que quieren para sus pequeños.

Un ejemplo es la E. I. (Escuela infantil) Los 100 lenguajes, creada en la asociación No me bajo de las nubes. La idea surge «en defensa de un modelo educativo democrático, inclusivo y respetuoso, en un ámbito de encuentro, diálogo, reflexión y acción, con toma de decisiones consensuada», nos cuenta una de sus fundadoras y directora de la escuela infantil, Pilar García.

«Nuestra forma de organización interna es por comisiones; las comisiones hacen propuestas, ponen en común su trabajo y se decide en la asamblea», explica.

Les enseñan democracia

Si desde la escuela infantil se les da a los niños la posibilidad de participar y elegir, aprenderán a decidir por sí mismos, a ser responsables de sus actos, buenas dosis de respeto, tolerancia y trabajo en equipo. En España siguen este modelo escuelas de reciente creación, como Ojo de agua (Alicante) o El Lazarillo (Sevilla).

En La Semilla, una escuela libre en la sierra de Huelva, celebran cada mañana su asamblea mañanera. Se saludan, cuentan cómo están y lo que se les ocurra. Aunque muchos quieren aportar sus comentarios de golpe, levantan la mano y esperan, sobre todo, los más mayores. Han aprendido a respetar los turnos y a escuchar al compañero.

El adulto informa de las actividades propuestas para el día, los niños deciden a qué le van a dedicar su tiempo, plantean cualquier problema o duda que pudiera haber y se reparten las tareas comunes (recoger la mesa después de comer, asegurarse de que quede limpio el patio, etc). Y es que la forma de ser democráticos también se aprende mejor si es desde pequeños.

Un aula en pleno bosque

En My Little Farm, de Pozuelo de Alarcón (Madrid), los pequeños visitan y alimentan a diario a los animales de su granja, «haga el tiempo que haga», en una finca de 4.000 m2. También hacen compost, juegan a pescar peces que luego devolvemos al estanque, plantan semillas y las ven crecer, hacen pan.

Que los pequeños crezcan en contacto con la naturaleza es la motivación de cada vez más iniciativas de este tipo. Otro ejemplo es Bosquescuela, un proyecto de la fundación Félix Rodríguez de la Fuente en la sierra madrileña. Allí la naturaleza es el aula. Todas las actividades se desarrollan en el bosque, primando el juego libre (y al aire libre) y la pedagogía de la escucha, la base para que podamos ir descubriendo los intereses y potencialidades de cada niño.

Los niños se implican en el aprendizaje

En la escuela infantil Los 100 Lenguajes, de Madrid, no hay fichas. Los pequeños trabajan por proyectos alrededor de un tema de forma transversal, porque los educadores apuestan por darles libertad para explorar y hacer las cosas por sí mismos como una manera de fomentar su creatividad, aprendizaje y autoestima. Se buscan actividades no dirigidas, el papel del educador es acompañar y guiar, en vez de dictar o adiestrar.

Crear cosas con las propias manos, ser dueños del proceso, sin tener que ajustarse a un resultado predeterminado y dirigido desde fuera es otro enfoque que les enseña a aprender de los errores e ir buscando soluciones de forma autónoma a sus problemas. Desde hace décadas, es la línea seguida por las escuelas Montessori o Waldorf. Hoy esta forma de entender la educación ha sido renovada y bautizada como «escuela activa», en contraste con la pasividad que se exigía de un niño en el sistema tradicional.

Con herramientas digitales

Cada vez más escuelas infantiles apuestan por subirse al tren de los nuevos tiempos e incluir en el aula tabletas o pizarras digitales, algo que los pequeños ven como parte integrante de su vida cotidiana. No se trata de sustituir los materiales convencionales (pintar, jugar con plastilina o hacer murales) por el ordenador, ni mucho menos, sino de ofrecer a los pequeños más formas de aprender y jugar, nuevas motivaciones.

Es algo que llevan en la sangre. Son muy rápidos para manejar herramientas digitales Tienen tanto interés que desarrollan las habilidades mucho más rápido. Para ellos, lo normal es interactuar con la pantalla. A veces los niños se cansan y buscan algo nuevo: los pequeños pueden tocar, por ejemplo, los dibujos de instrumentos musicales en la pantalla para escucharlos.

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