¡A los dos años se creen los amos de la casa!
A esta edad los pequeños usan las rabietas como método para conseguir todo lo que se proponen.
A los dos años los niños todavía no saben expresar de una manera clara lo que quieren y se dan cuenta de que las rabietas son una buena vía para alcanzar el objetivo deseado. En esta etapa, además, los peques tienen que hacer frente a varios progresos en su desarrollo: aprenden a controlar esfínteres, pasan una etapa de testarudez, empiezan a ir a la guardería... Todo esto agrava sus pataleos y enfados.
Pero, ¿qué debemos hacer? Es difícil controlarlos al negarles un capricho pero hay que recordar que es necesario ponerles límites y enseñarles a ceder. Si se emberrinchan demasiado con algo es porque no soportan no ser el centro de atención y buscan serlo como sea.
En primer lugar, como ya conocemos a nuestros hijos y sabemos las situaciones que le hacen ponerse en tensión, ¿por qué no evitarlas antes de que ocurran? Por ejemplo, si tenemos que pasar por delante de una tienda de golosinas y sabemos que nuestro hijo se pondrá irritable porque querrá todas, ¿no es mejor dar un rodeo y no pasar por delante? También es una buenísima opción despistarlos con cualquier otra cosa.
Si no podemos evitar su berrinche lo mejor es ignorarlos. Ellos consideran nuestra atención como un premio así que no debemos dárselo a cambio de un comportamiento negativo. Si su rabieta se ha originado en un espacio público la cosa es más complicada pero siempre debemos evitar prestarles demasiada atención ya que sino aprenderán que con un enfado al final obtienen lo que quieren.
1.Debemos mantener siempre una actitud relajada para que ellos sepan rápidamente que no conseguirán nada. Según los psicólogos es la estrategia más eficaz.
2.Los niños, al igual que los adultos, cuando se enfadan no entran en razón, por eso no debemos complicarnos mucho al dar explicaciones. Las argumentaciones cortas son las más sensatas en esos momentos e incluso conseguiremos, si el pequeño no está muy alterado, disuadirlo.
3.No debemos responderlos enfadados ya que provocará que se disgusten más. La mejor manera de acercarnos a ellos es de una manera relajada y tranquila, aunque nos cueste.
4.Un truco infalible es regalarles dos síes después de negarles hacer algo, con esta fórmula no se sentirán tan resentidos.
5.Cuando ya llevan un rato con sus rabietas ni ellos mismos saben cómo parar, por este motivo los papás debemos ayudarlos. Una acertada opción es cambiar de escenario, es decir, salir a la calle o movernos a otra habitación para hacer que se interesen por otra cosa.