Al súper con el niño
Nuestra casa o la guardería están preparadas para un niño de dos años (inquieto, curioso y lleno de energía), pero un supermercado o un centro comercial son otro cantar.
1.- Tener una pequeña charla para explicarle dónde vamos a ir, por qué y lo que esperamos de él
2.- Captar su atención desde el principio y convertir la compra en una especie de aventura fascinante: "Ahora vamos a comprar colonia para los muñecos, y después, espaguetis que te gustan tanto, ¿vale?". Lo importante es que no se aburra
3.- Permitirle participar haciéndole algunas consultas y dejándole tomar pequeñas decisiones: "¿Prefieres ir en el carrito o ayudarme a meter cosas en él? ¿Vamos primero a la frutería o a la panadería?2
4.- Pedirle su colaboración para alcanzarnos los productos que están en las estanterías más bajas: «Qué mayor, ya puedes con esa caja de cereales». Y si prefieren ir en el carro podemos ocuparles en colocar lo que metemos en él.
¿Y si se le antoja todo?
Los súper están llenos de tentaciones irresistibles para los niños. Si nuestro hijo coge objetos que no queremos, lo mejor es distraerle con otra cosa. "Deja ese jabón, que pican los ojos, y vamos a ver la comida para perros". Intentemos hacerlo de una manera positiva en lugar de amenazarle.
Si aun así se empeña en llevarse algo, habrá que actuar con firmeza y afrontar la rabieta con aplomo. La gente sabe lo que es un niño, y si alguien no lo entiende es su problema.
Concederle un pequeño capricho puede ayudar mucho a mantenerle tranquilo. Podemos anunciarle que lo haremos al final, al llegar a la caja, como premio por portarse bien. Pero también podemos dárselo antes para que vaya entretenido.
Los padres podemos hacérselo más fácil
Precauciones