Ser Padres

La hora del baño: un momento de placer

A los niños les encanta ensuciarse. Lo que no les gusta tanto es limpiarse, bañarse, lavarse el pelo o los oídos. Con algunos trucos el baño puede convertirse en un momento relajante y divertido.

El baño resta tiempo para seguir jugando. Además, al principio el agua está demasiado caliente y luego demasiado fría.Y, el jabón ataca a los ojos, secarse el pelo con la toalla es una tortura que marea, y ni hablemos del desenredado posterior. ¿A que visto así no es tan gratificante como pensábamos?
Muchos niños lloran desde que empiezan a caer gotitas en la bañera. Y, normalmente, no se debe al miedo al agua como muchos padres creen, sino a lo que ocurrirá cuando se llene. Esto es, a las manos frías que se empeñan en dejarlo todo reluciente (niño y cuarto de baño) y a las prohibiciones: "No juegues con el agua, que me salpicas", "No te muevas mientras te froto". Para los niños, el baño es otra cosa.

La bañera: poca agua y mucha diversión

Dejar que el pequeño disfrute unos minutos haciendo lo que quiera convertirá la hora del aseo en la hora de la diversión.

Lavado de pelo: un día sí y otro no

Se debe lavar el pelo en días alternos y, en época de epidemia de piojos (octubre-noviembre), lo haremos todos los días. Normalmente, los niños odian que el agua se les escurra por la cara, y más si lo que les cae es jabón.
Si todavía se quejan, habrá que buscar trucos para que el champú no les entre en los ojos.
Cuando el niño sea capaz, dejaremos que se lave la cabeza él mismo (supervisado siempre por un adulto). Probablemente le encantará comprobar cómo sale la espuma si frota con fuerza. Para enjuagarle hay dos opciones: que nosotros le echemos agua o que lo haga solito.
Hay zonas del cuerpo que es mejor que las limpiemos nosotros:

Una temperatura adecuada

La tortura de desenredar, secar y peinar

Higiene bucal

Ya puede lavarse los dientes solo. A esta edad, es capaz de sujetar el cepillo y moverlo de arriba abajo y de izquierda a derecha. Lo ideal es iniciarle en la higiene desde que irrumpe su primer diente de leche, que los padres deben limpiar con una gasita. Además:
Cortarle las uñas es un reto. Él tiene miedo y le cuesta mantener los deditos quietos.
  • Es imprescindible utilizar unas tijeras redondeadas.
  • Debemos hacerlo con tranquilidad, a la vez que le contamos un cuento o tarareamos una canción.
  • Si se resiste, busquemos un peluche al que el niño pueda cortar (de mentira) las pezuñas.
  • En casos extremos, podemos esperar a que duerma y hacerlo despacio, procurando que no se despierte.
  • Las uñas de las manos deben cortarse con forma redondeada.
  • Las de los pies deben ir rectas y nunca excesivamente cortas para evitar que se encarnen.
Asesora: Sara Vázquez, pediatra.
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