Ser Padres

Cambios a los dos años: el pensamiento se vuelve abstracto

Los niños de dos años intentan ordenar su pequeño mundo, al principio según sus propias reglas hasta que los pensamientos se vuelven cada vez más complejos.

Ser Padres

Elsa visita a Pablo. Y Pablo visita a Elsa. Ambos logran desapegarse fácilmente durante algunas horas de sus padres. Es decir que han desarrollado mucha confianza en ellos mismos y en los demás. A Elsa y a Pablo, lo que más les gusta es experimentar. En esto son bastante creativos. Descubren por ejemplo que un rollo de papel higiénico sirve para atascar el váter y construir una presa provisional. Es una de sus muchas travesuras - desde el punto de vista de los adultos, evidentemente. ¡Son terribles estos niños de dos años! Impredecibles. A veces se pelean: con otros niños, pero también con sus propios padres. Así entrenan sus habilidades sociales. Hablan mucho y sus pensamientos, sus juegos" target="_self se vuelven más complejos cuando indagan en la realidad que les rodea.

Ordenar su pequeño mundo

A veces los niños de dos años no saben qué hacer primero, son muchos los estímulos, ideas y conocimientos que pasan por su mente. Toman la iniciativa de poner orden ellos mismos en este caos estructurando su pequeño mundo. Con reglas que se inventan. Aunque puede que a los padres les parezca algo obsesivo, están estimulando a su hijo cuando entran en el juego.

El niño insiste en que el día a día tenga las mismas rutinas, prefiere escuchar cada vez de nuevo la misma historia a la hora de dormirse. Estas rutinas no solo calman al niño sino que le facilitan también la comprensión de los primeros principios matemáticos. Reconoce ahora categorías (animales, plantas, muebles) y estructuras geométricas básicas como círculos y rectángulos. Y se decanta por juntar cosas semejantes: peluche con peluche, pelota con pelota...

Asimilar las emociones a modo de juego

El niño se ha guiado en sus descubrimientos anteriores sobre todo por los estímulos exteriores. Ahora cada vez más juegos nacen en su cabeza debido a que sus pensamientos son cada vez más abstractos. Lo más representativo son los juegos "hacemos como si...", mediante los cuales puede asimilar sus miedos y experiencias.

Por eso, el osito de peluche tiene que permanecer delante de su desayuno de plastilina hasta que se lo haya terminado. El bloque de madera se ha convertido en aquel león gritón que pegó un buen susto a Elsa durante la visita matutina al zoológico. Ahora le puede agarrar (y con esto también a su miedo) y tirarlo con toda su fuerza al rincón.

Probar las características de las cosas

A los padres nos puede parecer que nuestros hijos tienen ganas de destruir todo lo que se encuentran. Sin embargo, desde la visión infantil, se trata de una serie de experimentos que realizan. Al igual que en la ciencia, parten de una hipótesis e intentan verificarla. Si no lo consiguen, la desechan. Por ejemplo: ¿la excavadora no se rompe si la tiro del columpio a la arena? Pero... ¿resiste también una caída de la mesa al suelo de la cocina? ¿Y qué pasa si la lanzo del balcón al jardín? Estas preguntas intrigan mucho a Pablo. Para obtener respuestas, tiene que experimentar.

Luego existen otras capacidades que Elsa y Pablo a sus casi tres años no tienen que entrenar. En su lugar, aprenden cada vez más mediante la observación. Existen células en el cerebro (neuronas espejo) que logran grabar las acciones observadas como si el niño lo hubiera experimentado en su propia piel. Esto solo funciona cuando el niño está muy concentrado. Las neuronas y las estructuras cerebrales aún son muy sensibles: si reciben nuevas informaciones con demasiada frecuencia, se borran las unas a las otras. Por eso, las neuronas del cerebro también necesitan descansos durante los cuáles pueden asimilar lo aprendido.

¿Cómo estimular el desarrollo del niño?

  • Procura que tenga contacto con niños de la misma edad.
  • Juego de cantidades: llena un bol con cierta cantidad de canicas y otra cantidad de canicas en una segunda, ¿dónde hay más?
  • Crea oportunidades para que tu hijo ordene: los cubiertos, los calcetines según el color, etc.
  • Experimenta con él: ¿cuánta arena entra en la primera taza, cuánta en la segunda?
  • Responde a sus preguntas. Si no sabes las respuesta, buscadla juntos en la enciclopedia.
  • Habla con tu hijo sobre las emociones como la ira, la tristeza, la alegría y el dolor.
  • Cuando le leas un libro en voz alta, permite que el niño comente lo que sabe sobre los objetos representados en los dibujos.
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