Cómo poner límites para que los niños crezcan, no para que obedezcan
Con frecuencia recibimos en consulta a padres que se sienten perdidos en la tarea de poner límites. Están inquietos, temen ser muy rígidos, les surgen preguntas: ¿lo estoy haciendo sufrir sin necesidad? ¿se enfadará conmigo? ¿se alejará y dejará de confiar en mí?
¿Por qué a medida que el bebé crece y se le empieza a poner límites, surgen tantas dudas y angustias? Sin duda para todos esta es una labor compleja. Especialmente, porque confronta a los padres con la idea de negar a su hijo alguno de sus deseos, y a su vez los obliga a renunciar a su propio deseo: darle todo y ser así el mejor de los padres . Se teme decir NO, y sin darse cuenta se deja también de ejercer como figura de autoridad - un rol fundamental para llevar a cabo un adecuado proceso de crianza.
Ningún padre quiere que su hijo se sienta frustrado, tampoco quiere ser testigo de una rabieta en el supermercado. Sin embargo, la frustración y la rabia son emociones básicas fundamentales, que el niño debe experimentar para poder crecer y aprender a afrontar las dificultades que se le presenten a lo largo de su vida.
La crianza no debe volverse una lucha de poder, ni un intento de control desmedido sobre la conducta del niño. Entonces ¿cómo entendemos los límites? ¿de qué hablamos cuando decimos la palabras LíMITES? Los límites marcan una línea real o imaginaria que indica al niño hasta donde se puede llegar. Son las normas, los lineamientos, e incluso las rutinas y horarios del día a día, que le permiten ordenarse y anticipar lo que va suceder. Poner límites también sirve para poner una frontera a los impulsos
del niños, limita su incertidumbre y sus temores. Por ello, es muy importante que sus padres sean capaces de decidir por ellos cuando aún no tienen la madurez para hacerlo por sí mismos. Cuando se dice un NO - claro y desde el respeto- se ayuda al niño a construir un borde, un marco de acción dentro del cual sentirse protegido y contenido .
Un "no puedo ahora", "espera, estoy atendiendo a tu hermano" o un "aunque quieras seguir jugando es la hora de dormir", trasmite al niño la idea de que sus deseos no son órdenes . Ha pasado tiempo desde que era un bebé recién nacido al que todos respondíamos de inmediato. A medida que crece el niño, los límites le permiten entender que los otros también tienen deseos , que son diferentes a los suyos, y con los que tiene que aprender a convivir. Gracias a los límites el niño comienza a verse como alguien diferente a sus padres y se abre la posibilidad de construir y definir quién y cómo es él.
El objetivo final del límite no es que el niño obedezca, sino que pueda crecer y desarrollarse:
¿Que recibe un niño a través de los límites?
AMOR. El niño sabe que sus padres se preocupan y están pendientes de él. Puede sentir que tiene a unos padres que lo quieren. Cuando hay excesiva libertad, el niño puede sentirse abandonado y solo en su tarea de crecer.
SEGURIDAD. Dentro de este marco el niño sabe que está libre de peligro y entiende los riesgos que puede encontrar si los traspasa. Conocer estos límites le permite desarrollar la capacidad de anticipar lo que puede suceder en su entorno, generando así un sentimiento de confianza en los otros y en sí mismo.
REGLAS DEL JUEGO FAMILIAR. Los límites definen los roles de cada miembro de la familia e indican cómo se van a relacionar unos con otros. Estos límites permiten que las relaciones familiares sean de respeto y amor, y servirán de base para las relaciones que se establezcan fuera del núcleo familiar más adelante.
REGLAS DEL JUEGO SOCIAL. Los padres enseñan al niño los códigos y reglas que existen en la sociedad en la que vive . Poco a poco trasmiten la diferencia entre lo que está bien y lo que no está bien, permitiéndoles que tomen decisiones en base a ese criterio.
LA SENSACIÓN DE SER CAPAZ. Unos límites claros y ajustados a sus posibilidades permiten al niño saber qué se espera de él, y así poderlo cumplir. Entonces, el niño podrá verse como alguien capaz de responder a sus responsabilidades, lo que será fundamental para el desarrollo de su autoestima.
LA POSIBILIDAD DE PONER A PRUEBA SUS CAPACIDADES. Retar los límites que han puesto los padres permite que el niño ponga a prueba sus propias capacidades , además de que le podrá asegurar qué tan presentes están sus padres .
TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN. Los límites confrontan al niño con el NO. Acompañar y ayudar a gestionar las emociones de un niño que se da cuenta que no todo saldrá siempre como él lo desea, le permite empezar a tolerar situaciones de frustración. Una capacidad fundamental para su futuro.
LA POSIBILIDAD DE PENSAR EN OPCIONES. Recibir un NO, empuja al niño a repensar cómo puede lograr lo que quiere. Los ayuda de alguna manera a ser creativos, a buscar otras opciones, a negociar a veces y a ceder en otras, a abrir ventanas cuando se cierran puertas.
En fin, poner límites no es solo decir que NO, es mucho más que eso. Es una tarea de hormigas, del día a día, que tiene que ver con acompañar y contener al niño en su camino de convertirse en una persona independiente, responsable y respetuosa, que pueda funcionar dentro de una comunidad.
Es una tarea que requiere de infinita paciencia, tenacidad, equilibrio y, sobre todo, mucho amor.
Los límites son el conjunto de normas y restricciones que marcan una línea real o imaginaria que indica hasta dónde se puede llegar. Son también los lineamientos que se establecen en la vida del niño, que le permiten anticipar lo que sucede en su día a día: las rutinas, los horarios, los cambios.
Dan un orden a cómo funciona el mundo del niño, le dan estabilidad y seguridad. Los límites señalan cómo será su relación con los otros , por ejemplo, que no debe dañar a los demás o que debe respetar el lugar del otro. Imaginemos a una madre que se reincorpora a su trabajo o reanuda sus actividades luego de la baja maternal, ella también está poniendo límites a su niño, le transmite que tiene otros deseos y que además de ser madre hay otros roles que atender.
Marcela Gónzalez es psicóloga y psicoterapeuta de Sens Centro de Atención Psicológica