Hagas lo que hagas, en la paternidad no te abandonará el sentimiento de culpa
Ser padre es aprender a convivir con la culpa, entender que hagas lo que hagas siempre pensarás que seguro que existe una forma mejor de hacer las cosas.
El problema es que tú no la encuentras, por más que buscas y buscas esa solución mágica que te permita liberarte del peso muerto que la mochila de la culpa deja caer sobre tu espalda. Siempre se ha asociado el sentimiento de culpa a la maternidad. Y es normal, porque son las mujeres las que han asumido siempre el rol activo en la crianza de los hijos. En cuanto los hombres hemos querido implicarnos en esa crianza, sin embargo, nos hemos dado cuenta de que el sentimiento de culpa no entiende de género, sino que es un inevitable compañero de viaje. Bastante pesado, por cierto.
Se sienten culpables los padres y madres implicados que trabajan largas jornadas fuera de casa, sin tiempo para llevar a sus hijos al cole, teniéndolos que dejar en horario ampliado, recogiéndolos con el tiempo justo casi para llegar a casa, bañarles, cenar y acostarse. Y nos sentimos culpables quienes decidimos trabajar desde casa en aras de una conciliación que no existe, que es una utopía inalcanzable (o solo al alcance de unos pocos con un tren de vida con el que el común de los mortales ni siquiera nos permitimos soñar).
Yo, que trabajo desde casa, puedo llevar a mi hija al cole, y recogerla a su hora, e irme con ella un rato al parque antes de iniciar la rutina nocturna. Pero eso solo se consigue a costa de bastante estrés, poca desconexión mental (es lo que tiene el teletrabajo, especialmente cuando eres autónomo) y fines de semana en los que tienes que dedicar horas al ordenador en vez de a tus hijos. Y eso también genera culpa.
Como genera culpa perder los nervios, pegar un grito, leer un cuento con desgana porque ya no puedes más, afrontar la enésima rabieta de tu hija entrando tú también a tu modo en otra rabieta, cuando lo que requiere la situación es un adulto y lo que requiere tu hija es cariño y comprensión; sentir que estás metiendo a tus hijos en este mundo loco de prisas y estrés cuando ellos deberían vivir, al menos en estas primeras etapas de su vida, ajenos a todo ello (malditos horarios, malditas carreras matutinas para llegar a tiempo al colegio); pensar que podrías hacerlo mucho mejor, que podrías ser mucho mejor, pero tropezar cada día, una y otra vez, con las mismas piedras del camino.
La paternidad es un Camino de Santiago infinito
Y nosotros, los padres, somos mochileros que arrastramos los pies por el asfalto de las ciudades cargados con la culpa. A veces, sin embargo, los astros se alían y hay días en que todo fluye. En esos días uno suelta lastre y a poco que se lo propusiese me da la sensación de que podría volar. La paternidad al fin y al cabo también es eso, una oportunidad única para volar enganchado a las alas de tus hijos.

Hagas lo que hagas, en la paternidad no te abandonará el sentimiento de culpa
Adrián Corbellat es autor del blog unpapaenpracticas.com. Periodista, padre de dos hijos, tiene 33 años y es valenciano. Desde 2012 vive en Madrid, donde ejerce de padre y de periodista.