Pesadillas y terrores nocturnos: ¿sabes distinguirlos?
Cuando un niño de dos años se despierta por primera vez asustado, la reacción de sus padres suele ser de sorpresa. ¿Qué le ha pasado? Pues algo muy normal a esta edad: ha tenido una pesadilla.
Autor: Beatriz González
También es posible que ese primer mal sueño se manifieste de otra forma totalmente distinta: puede que el pequeño grite, se agite, se mueva... Pero cuando los padres llegan a su habitación para calmarlo, no los reconoce. ¿Qué le ocurre? También sucede mientras duerme. Sin embargo, al producirse en una fase del sueño distinta y provocar unas reacciones diferentes es lo que se conoce como terror del sueño o terror nocturno.
Ambos sucesos son inofensivos y no tienen ninguna consecuencia física o psicológica. La forma de actuar ante ellos es diferente y saber cómo tratar a los niños para que vuelva a conciliar el sueño es fundamental.
¿Cómo distinguir las pesadillas de los terrores?
Y, después del mal sueño...
Cuando, tras una pesadilla, los padres llegan a la cama de su hijo y le calman, su trabajo no ha terminado. De hecho, ahora viene la parte más difícil: lograr que concilie el sueño de nuevo. Algo que puede requerir hasta una hora si se ha angustiado mucho. Los psicólogos nos recomiendan seguir una serie de pasos:
En el caso de los terrores nocturnos, además de acudir a su lado para evitar que se haga daño pero sin intervenir, no hay mucho más que hacer. Al no recordar él mismo lo que ha pasado, no es necesario ni siquiera mencionarle el tema o volver sobre él, ya que es como si no hubiera existido.
Por qué se producen
Tanto unas como otros irán desapareciendo poco a poco, sin necesidad de ninguna intervención. Alrededor de los seis años, la mayoría de los pequeños dejarán de sufrirlas.
Asesores: Luis Miguel Lebrusán, psicoterapeuta infantil de Aprende Más y Dr. Gonzalo Pin, director de la Unidad del Sueño del Hospital Quirón de Valencia.