¡Qué risa! Siempre está de buen humor
Los expertos en desarrollo infantil que han estudiado el humor dicen que una infancia llena de risas y diversión aporta beneficios para toda la vida.
A lo largo del primer año, especialmente durante su segunda mitad, los bebés no se resisten a las payasadas físicas. Son geniales. Siempre están de buen humor. Lo divertido e inesperado les hace gracia como el juego de “cucu-tras”, que crea tensión antes de la sorpresa final, cuando su amoroso cuidador desaparece para reaparecer de pronto, creando el disfrute de sentir un pelín de miedo y luego un maravilloso alivio.
“A mi hijo le encanta sentarse en mi cama y despedirme con la mano,” cuenta Flor. “Yo también me despido y finjo que me voy, aunque en realidad me escondo tras el marco de la puerta. Mientras, voy oyendo los ruiditos de miedo y excitación que hace Luis. Entones asomo una mano, y él se empieza a reír. Luego asomo una pierna y él ya no puede más, y cuando aparezco entera se le mezcla el susto, el alivio y la risa imparable. Todas las miles de veces que lo hacemos…”
Y todas estas risas suponen un enorme beneficio para los pequeños, contribuyen a regular las emociones, a fomentar sensaciones positivas y a liberar las tensiones.
Si hacer el payaso –tanto como bailar despreocupadamente- es liberador para los adultos, también lo es para los pequeños. Les ayuda a relajarse y les hace sentir más seguros de si mismos. Además, se sabe que la risa es contagiosa, una vez hagamos reír a nuestros pequeños nosotros tampoco podremos evitar las carcajadas, ¿y por qué no divertirse al máximo? Al fin y al cabo nos quedan unos 18 años de intensa paternidad por delante, más vale que se pasen echando unas buenas risas en el camino.
Asesorado por Imma Abad Algarra, psicóloga infantil