Así va creciendo el bebé mes a mes durante todo el embarazo
Cuarenta semanas, aproximadamente, en las que se desencadena el milagro de la vida, el proceso creativo más maravilloso jamás visto y una de las experiencias que más huella deja en aquellas personas que pueden vivirlo en primera persona, afortunadamente para bien en la gran mayoría de casos porque la ciencia y la medicina han reducido mucho el riesgo que en otro tiempo conllevaba un embarazo.
Si ya es apasionante cómo se produce el “milagro” de la fecundación, no lo es menos el proceso por el cual en nueve meses dos células que se unen pasan a convertirse en un ser humano. Cuarenta semanas, aproximadamente, en las que se produce la evolución más apasionante y maravillosa; no en vano es una de las pocas experiencias que se pueden etiquetar como memorable y única, y por eso es también una de las que más huella deja en la mujer que la vive en primera persona.
Durante el embarazo, tres capas embrionarios darán origen a los tejidos y órganos del futuro bebé, que se irán formando en los primeros meses de vida intrauterina, mientras que la parte final de dicha etapa se caracteriza sobre todo por el aumento de peso del feto y su madurez, ya que es esta fase donde se prepara definitivamente para poder sobrevivir en el exterior.
Las tres capas, para aquellas personas interesadas en la parte técnica, se llaman ectodermo, endodermo, y mesodermo. En la primera, la más externa, se forma la epidermis, el sistema nervioso central, el pelo o las uñas, entre otras estructuras del organismo; en la segunda, la más interna, se forman, entre otras cosas, los recubrimientos epiteliales de los conductos respiratorios y del aparato digestivo; y en la tercera, originada por el proceso de mitosis del ectodermo y situada entre las dos primeras capas, se forman las células sanguíneas, parte del aparato cardiovascular, la médula ósea o el esqueleto. En todo caso, son solo ejemplos de una lista de estructuras desarrolladas por capa que es muy larga.
Todo este proceso resumido en apenas unas líneas lleva su tiempo, pero parece mentira que pueda estar completo en nueve meses. Y más llamativo es si cabe que realmente lo esté en menos, porque como decíamos al comienzo del texto, en la fase final del embarazo las estructuras del organismo ya están formadas con antelación, siendo este el momento en el cual el feto coge más peso. Pero esto es lo que explica que cada vez más bebés que nacen de forma prematura puedan sobrevivir a una situación tan delicada.
Foto: depositphotos
Etapa embrionaria
El primer mes de embarazo, ese que pasa en muchas ocasiones sin que ni siquiera los futuros papás sepan que lo van a ser, es una fase de cambios permanentes. Es la etapa embrionaria, por lo que desde la fecundación y la formación del cigoto, primera célula fecundada, en 72 horas este se convierte mórula, y esta a su vez en cuatro o cinco días en blastocito. Todo esto en menos de una semana.
Implantación embrionaria (Foto: depositphotos)
Implantación embrionaria
El blastocito está compuesto por dos grupos de células, interno y externo respectivamente. El interno da lugar al embrión, y el exterior a la placenta, la membrana exterior que lo protege. A la semana de fecundación aproximadamente, se produce un paso decisivo: la implantación embrionaria. El blastocito llega al útero y produce unas prolongaciones que le permitirán adherirse a la mucosa uterina y conectar con el endometrio. Por este proceso se puede producir un sangrado en la mujer.
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Periodo trilaminar
En el segundo mes de embarazo, alrededor de la quinta semana de gestación, se desencadena lo que se conoce como periodo trilaminar. Algunas células mesodérmicas originan vasos sanguíneos que conectan con la circulación del embrión a través de los vasos umbilicales. Se inicia así la circulación feto placentaria, mediante la cual llegarán los nutrientes y el oxígeno de la mamá al embrión, cuyo sistema cardiovascular empieza a funcionar.
La primera ecografía (Foto: depositphotos)
La primera ecografía
El tercer mes de gestación es un momento bonito para los futuros papás porque pueden ver por primera vez muchos detalles del desarrollo de su bebé en la primera ecografía. Las principales estructuras del feto ya se han formado, y eso permite diferenciar, por ejemplo, los dedos de manos y pies y los órganos sexuales -no siempre se pueden ver todavía-. Aunque en la pantalla parezca enorme, lo que veréis mide unos 12 centímetros y pesa unos 65 gramos.
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Empieza a crecer
Entre la semana doce y la dieciséis, el feto continúa madurando y, sobre todo, creciendo. En apenas un mes, pasa de los 12 centímetros hasta los 20 de largo y multiplica por cuatro su peso, hasta alcanzar aproximadamente los 250 gramos.
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Punto de inflexión
Esta evolución rápida del peso y el tamaño se mantiene en las semanas centrales del embarazo, como os contará el ginecólogo en la segunda ecografía. Lo más importante en este momento es que todo siga su curso como mínimo hasta la semana 24, porque este es un punto de inflexión que da mucha tranquilidad a los futuros papás, ya que los avances científicos han permitido hablar de un porcentaje de alrededor del 50% de supervivencia para los niños que nacen en dicha semana. Es increíble teniendo en cuenta que el feto mide 30 centímetros y no pesa más de 650 gramos.
Foto: depositohotos
Madurez de sus estructuras
Entre el sexto y el séptimo mes el crecimiento se centra sobre todo en la madurez de sus estructuras ya hace tiempo formadas, y el peso, ya que al concluir dicha etapa, dos meses antes de la fecha prevista de parto aproximadamente, el feto ya mide 42 centímetros, un salto cualitativo que sin embargo es menos espectacular que el del peso, que puede llegar a alcanzar el kilo y medio, tres veces lo que pesaba ocho semanas antes. De todas formas, continuará formándose y ganando peso semana a semana durante seis meses. Al finalizar el sexto mes, el feto mide unos 37 cm y ya pesa un kilo.
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Tercera ecografía
Aunque en la semana 36 parece que el proceso está completado a ojos de alguien que no sea experto -47 cm y 2 kilos y medio-, no es así, y por eso los ginecólogos siempre explican la importancia de que no se adelante demasiado el parto en la tercera ecografía. Por ejemplo, los pulmones y riñones del feto estarán en ese momento a punto de alcanzar su madurez plena, pero esto no se completa hasta la semana 38.
Foto: depositphotos
La recta final
Entre la semana 38 y la 40 la gestación se completa y el bebé está listo para sobrevivir en el mundo exterior. Es más, en el interior del útero de la mamá tiene ya comportamientos que repetirá fuera, como puede ser el de succionarse el pulgar de la mano e incluso llorar. Además, perderá en ese momento previo al parto buena parte del lanugo, la capa de vello que protege su cuerpo, y si todo va bien, se colocará de tal forma que su cabeza quede mirando hacia abajo para facilitar la fase de expulsivo cuando el parto se desencadene.
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