Trucos para prevenir las varices en el embarazo

La inflamación de las venas de las extremidades inferiores son una consecuencia muy habitual del embarazo. Son las famosas venas varicosas, más conocidas como varices, y se producen por un cúmulo de circunstancias: el aumento de sangre general que tiene lugar durante el embarazo unido a la dilatación del tejido de las venas y también al peso del útero, ejercen una presión sobre las venas de las piernas disminuyendo además el flujo sanguíneo hacia ellas. No siempre aparecen en la misma proporción y, en todo caso, se pueden aplicar una serie de consejos para prevenirlas o al menos limitar al máximo su aparición.

Las varices son el trastorno que tiene que ver con los vasos sanguíneos y la circulación más habitual durante la gestación junto a las hemorroides, pero es el caso de las primeras cuando más trucos se pueden hacer para controlarlas en la medida de lo posible. De entrada, como decíamos anteriormente, no tienen por qué aparecer siempre en todos los embarazos, ni tampoco lo hacen en la misma medida. Depende de diversos factores, tanto genéticos como orgánicos. No es lo mismo que la gestante sea una persona propensa a ellas, tanto porque ya tiene historial médico con presencia de varices antes de su primer embarazo o porque, por ejemplo, haya casos en sus familiares directos de problemas médicos relacionados con las venas varicosas, que una mujer embarazada sin rastro de este tipo de antecedentes.

A diferencia de lo que suele ocurrir en circunstancias normales, donde suelen aparecer poco a poco, durante el embarazo las varices pueden irrumpir de forma súbita en las piernas de la gestante. De hecho, este es un rasgo característico de las varices en el embarazo, como lo son el endurecimiento de la zona e incluso el dolor. Si algo de esto ocurre, como siempre recomendamos si la salud está de por medio, acudir al especialista médico es la mejor decisión. Pero, además de esto, se pueden tomar una serie de medidas motu proprio que nada tienen que ver con medicación, ni productos complementarios, ni remedios caseros; simplemente, hábitos saludables que están probados que ayudan a prevenir las varices o, como mínimo, a limitarlas.