Ser Padres

“Lo más importante para el niño es que le demos seguridad”

Para la psicóloga e investigadora, es primordial que los padres transmitan al niño adoptado que puede confiar en ellos.

La adopción de un niño es un proceso largo y complejo que pone a prueba tanto a los padres como al pequeño. Hablamos con Ana Berástegui Pedro-Viejo, doctora en Psicología, investigadora en el Instituto de la Familia de la Universidad de Comillas (Madrid) y experta en adopción sobre los principales retos que padres e hijo afrontan.

¿Cuál es el perfil más habitual de adoptante?

El más común es una pareja de unos 40 años de media que no tiene hijos biológicos. Pero hay mucha diversidad entre las personas que inician un proceso de adopción: parejas más jóvenes, solteros o familia monoparental, familias que ya tienen hijos biológicos...

¿Qué requisitos psicológicos debe tener una persona que quiere adoptar?

Debe poder hacerse responsable de su hijo, como cualquier padre biológico, pero además debe estar preparado para comunicarse con el niño sobre sus orígenes, para aceptarlo como es, con sus diferencias, y para asumir que llegan con historias difíciles detrás que pueden afectar a su desarrollo. Tiene que ser flexible, tolerante, empático, leal a sus compromisos y, sobre todo, tener una visión optimista de la vida, que le hará falta para enfrentarse a los obstáculos que encontrará por el camino.

Y, una vez que el niño llega a casa, ¿cuáles son los principales retos que se presentan a la familia?

Los mismos que en la paternidad en general (duermes menos, supeditas tu vida a las necesidades de tu hijo, ya no vas a al cine, tienes que cocinar para más...), más los propios de tener a un niño adoptado. Aquí entran el proceso de adaptación inicial, en el que niño y familia tienen que acoplarse entre sí, y la creación del vínculo. Cuando ya es tu hijo a nivel legal, todavía queda lograr que también lo sea a nivel emocional y social.

¿Cuál es la clave en esta formación de vínculos?

A veces pensamos que está relacionada solo con dar cariño, pero no es así. Mucho más importante para el niño es sentirse seguro, poder confiar en nosotros. Debe saber que vamos a protegerlo, que nunca lo vamos a dejar de lado, que vamos a estar ahí para él.

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