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Hemorragia vaginal: al hospital cuanto antes

El sangrado puede ser un síntoma de desprendimiento de placenta, placenta previa o amenaza de parto prematuro.

Uno de los signos que más preocupación produce en cualquier embarazada son las pérdidas de sangre.
En las primeras semanas de gestación suelen relacionarse con un posible aborto, mientras que cuando el embarazo está más avanzado, el miedo es siempre a un parto prematuro. Sin embargo, esto no es siempre así.
La pérdida de sangre en el segundo o tercer trimestre de embarazo puede ser un síntoma de:

Desprendimiento de placenta

La placenta es el órgano donde se produce el intercambio de oxígeno y nutrientes entre la madre y el feto. Está adherida a la pared uterina pero puede desprenderse antes o durante el trabajo de parto. Esto puede causar un sangrado vaginal que habitualmente va acompañado de un intenso dolor abdominal.
Ante un sangrado abundante acompañado de dolor, conviene acudir a urgencias para que la situación sea valorada convenientemente.

Placenta previa

Cuando la placenta se encuentra en la parte más inferior del útero y cubre el cuello uterino puede obstruir parcial o totalmente el orificio del canal del parto, por lo que es frecuente que estas mujeres presenten sangrado, sin dolor, sobre todo al iniciar las contracciones. En estos casos, el médico debe valorar si realizar un parto vaginal o si es más recomendable una cesárea debido al riesgo de sangrado durante el parto.
En ocasiones se puede producir un sangrado muy abundante que puede obligar a finalizar el embarazo, incluso antes de las 37 semanas.

Parto prematuro

En las últimas semanas del embarazo, la presencia de sangrado vaginal puede ser un indicio de trabajo de parto. Debe consultarse al ginecólogo para que valore el riesgo de parto prematuro.
Si no existen complicaciones añadidas, y a pesar de todo, el parto evoluciona, el bebé puede nacer por vía vaginal.
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