¿Tener COVID-19 durante el embarazo puede perjudicar al bebé?
Aunque diferentes estudios muestran que el riesgo para los bebés es bajo, las diferentes autoridades sanitarias han actualizado sus estrategias de vacunación, recomendando la vacunación en embarazadas por el incremento de casos de hospitalizaciones e ingresos en UCI.
Frente a la actual pandemia de coronavirus, las mujeres embarazadas forman parte de los grupos de riesgo, principalmente por el hecho de que, durante el embarazo, se producen diferentes cambios inmunológicos y fisiológicos que pueden hacerlas más sensibles, vulnerables y con mayor riesgo de complicaciones por infecciones respiratorias virales.
De hecho, esto fue lo que ocurrió en episodios previos de infecciones por coronavirus (SARS-CoV en 2003 o MERS-CoV en 2012), u otras infecciones virales respiratorias como por ejemplo es el caso de la tos ferina o la gripe, dos enfermedades contra las que las mujeres embarazadas deben vacunarse.
Tal y como señala Mayo Clinic, y como muestran las estadísticas, aunque para las embarazadas el riesgo de contraer la COVID-19 es prácticamente el mismo que en mujeres no embarazadas, el embarazo sí tiende a aumentar el riesgo de enfermarse de gravedad y morir a consecuencia de la COVID-19.
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), las embarazadas que tienen COVID-19 presentan más probabilidades de desarrollar complicaciones respiratorias que requieren el internamiento en unidades de cuidados intensivo. Y, además, también es más probable que necesiten usar un respirador.
Es cierto que, al comienzo de la pandemia, los primeros estudios que se publicaron acerca de la incidencia del SARS-CoV-2 en las embarazadas fueron tranquilizadores. De hecho, se ha podido observar que la COVID-19 ha tenido, al menos por el momento, un impacto menor en las embarazadas y sus bebés que los dos últimos virus principales asociados al coronavirus. Y, un año después, los datos apuntan en esta dirección.
Estos datos preliminares indican que, por lo general, la mayoría de las embarazadas que contraen la COVID-19 durante la gestación experimentan síntomas leves a moderados, presentando un buen pronóstico. Se trata, por ejemplo, de la opinión de la Sociedad de Obstetras y Ginecólogos de Canadá.
Pero hace unos meses se publicó el estudio internacional Intercovid, que identificó que el coronavirus aumenta un 50 por ciento el riesgo de sufrir complicaciones durante el embarazo, tanto para las mamás como para los bebés.
Durante la gestación, estos problemas pueden ser, sobre todo, preeclampsia (hipertensión arterial durante el embarazo), un riesgo mayor de parto prematuro o, finalmente, el ingreso en una UCI.
Investigadores de Montreal sostienen que, incluso si las embarazadas no corren un riesgo mayor que la población general, muchos estudios han demostrado que la COVID-19 duplica el riesgo de parto prematuro, aumentaría el riesgo de un parto por cesárea en un 50% en mujeres embarazadas con COVID-19 sintomático y, en embarazadas con una forma grave de la enfermedad, el riesgo de parto prematuro y preeclampsia se cuadriplicaría.
A su vez, también se ha encontrado que estos bebés tendrían más probabilidades de acabar en la unidad de cuidados intensivos.
Muchas de estas dolencias vienen principalmente causadas por los propios síntomas del coronavirus, que pueden poner en riesgo la salud tanto de la mamá como del bebé durante el parto.
Se trata de algo que ya advirtió un informe de los CDC de Estados Unidos publicado el 25 de septiembre de 2020. Los investigadores encontraron que las embarazadas con COVID-19 tenían más probabilidades de ser hospitalizadas y necesitar ingreso en la UCI que las no embarazadas.
Según dicho informe, el 55% de las pacientes hospitalizadas no presentaban síntomas de COVID-19, y una quinta parte de las hospitalizadas presentaban problemas médicos subyacentes. Se registró una tasa de pérdida de embarazos del 2%, y un pequeño aumento en los partos prematuros.

Vacunación contra la COVID-19 en embarazadas
A pesar de ello, los expertos indican que, en cifras absolutas, el riesgo es bajo, pero sí llama la atención cuando se comparan los resultados entre las mujeres embarazadas con la COVID-19 y las que no tienen la enfermedad. En este último caso, mientras que un 20% de las embarazadas sin la enfermedad sufrió algún tipo de problema durante la gestación, la cifra ascendió al 30% en el colectivo que sí tuvo o había tenido la COVID.
Por todo ello, los investigadores concluyeron en su momento que las embarazadas “son un grupo vulnerable”, y recomendaban que se convirtieran en un colectivo prioritario en la vacunación cuando se confirme que la vacuna es segura para ellas, como ya ha ocurrido recientemente.
Poco riesgo de transmisión al feto
Con respecto a las preocupaciones sobre la transmisión vertical de la madre al feto, los estudios científicos cada vez son más numerosos. Y la mayoría sugiere que los riesgos son bajos, pero aún están presentes. Todo ello indicaría, en el caso de que una embarazada contraiga la COVID-19, el feto no necesariamente se verá afectado, pero las posibles repercusiones son posibles.
Un estudio llevado a cabo en China con cuatro mujeres portadoras del virus mostró que, al nacer, sus bebés no se vieron afectados por la enfermedad. Y un estudio anterior sugirió las mismas conclusiones.
No obstante, otro estudio, publicado en Journal of the American Medical Association Pediatrics, realizado en China entre 33 mujeres de la ciudad de Wuhan, mostró que el 9% de los recién nacidos ya estaban infectados al nacer. En esa investigación, los científicos llegaron a la conclusión de que las cepas de SARS-CoV-2 que encontraron en el sistema respiratorio y en el ano de los bebés eran realmente de origen materno.
Aunque se registraron complicaciones en el parto para tres de estos bebés, como dificultad para respirar, fiebre e incluso neumonía, todos sobrevivieron y se les diagnosticó con un resultado negativo para la prueba del coronavirus a los pocos días del nacimiento.
Como vemos, los riesgos para el feto se incrementarían cuando la embarazada sufre la forma grave de la COVID-19, lo que, como señalan los investigadores, aumentaría a su vez el riesgo de ingreso en UCI, preeclampsia o parto prematuro.
Recientemente, el Consejo Interterritorial ha publicado una nota en la que informa del acuerdo de la Comisión de Salud Pública del CISNS sobre la vacunación frente a la COVID-19 en mujeres embarazadas.
En él se recuerda que, ya desde un principio, la Estrategia de Vacunación frente a COVID-19 en España consideró la posibilidad de vacunar a las embarazadas debido al mayor riesgo de desarrollar enfermedad grave.
Y señalan que “la situación en el momento actual de la pandemia se ha traducido en un aumento de la incidencia de infección en las mujeres embarazadas, con aumento en la hospitalización, ingresos en UCI y casos fatales”. Y, como muestran las últimas estadísticas, el riesgo de complicaciones no solo afecta al tercer trimestre, sino también a las fases iniciales del segundo trimestre.
Por este motivo, la Comisión de Salud Pública ha finalmente recomendado la vacunación frente a la COVID-19 de las mujeres embarazadas, recalcando que “no existe contraindicación para la vacunación frente a COVID-19 en ningún trimestre del embarazo”.
Por otro lado, en una nueva nota publicada el pasado 16 de agosto de 2021, los CDC han vuelto a recordar que las mujeres embarazadas tienen un riesgo mayor de contraer una enfermedad grave por COVID-19, lo que significa que pueden necesitar hospitalización, cuidados intensivos, un respirador o un equipo especial para ayudarlas a respirar.
Y señalan que existen determinados factores que pueden incrementar aún más el riesgo, como: tener ciertas condiciones médicas subyacentes, tener más de 25 años de edad, vivir o trabajar en un área con un número elevado de COVID-19, vivir o trabajar en un área con niveles bajos de vacunación COVID-19 y / o trabajar en lugares donde es complicado o imposible mantener la distancia de seguridad.
Por lo que vuelven a incidir en la importancia de la vacunación contra la COVID-19 en las embarazadas, al ayudar a evitar complicaciones sin contraindicaciones en ningún trimestre del embarazo.