La actividad física en el embarazo podría relacionarse con la función pulmonar de los hijos
Que las mujeres embarazadas se mantengan activas es bueno para su salud, pero también podría ser beneficioso para la función pulmonar de sus futuros hijos, según un estudio.
Ya sabemos que hacer algo de ejercicio físico en el embarazo es positivo para la mujer embarazada, de hecho, varios estudios lo evidencian. Pues bien, ahora se ha demostrado que esta práctica también beneficia a la salud del bebé. Así ha sido el estudio.
Realizar alguna actividad física a lo largo de la gestación es positivo para la mujer, ya que se reducen riesgos importantes como los de padecer hipertensión o diabetes gestacional, entre otros. No obstante, el hacer algo de deporte también podría beneficiar enormemente al futuro niño, especialmente a su función pulmonar.
Esto es con lo que ha concluido una nueva investigación en la que se han recogido datos de 814 bebés. Los resultados del estudio llegaron a la conclusión de que los hijos de las madres que fueron más activas en su embarazo contaban con una salud pulmonar mayor en comparación con aquellos cuyas mamás habían estado menos activas. El análisis ha sido presentado en el Congreso Internacional de la Sociedad Respiratoria Europea (en este caso, virtual).
Además, tal y como ha comentado la Dra. Hrefna Katrin Gudmundsdottir, pediatra y alumna de doctorado de la Universidad de Oslo, en Noruega, según estudios previos, las personas que tienen una función pulmonar menor en su niñez tienen un riesgo mayor de sufrir asma, enfermedades obstructivas y, por ende, también una función pulmonar menor en años posteriores.
Bajo esta premisa, entonces, sería fundamental analizar los puntos que pueden afectar a la función de los pulmones de los bebés. De esta forma, si el ejercicio físico a lo largo de la gestación reduce el riesgo de que la función pulmonar se deteriore, podría ser una manera fácil y económica para potenciar la salud de los pequeños.
Así fue el estudio
La evaluación se realizó cuando los bebés tenían aproximadamente 3 meses y el objetivo fue medir su respiración cuando se encontraran despiertos y tranquilos. Para hacerlo, se les dio una mascarilla que se les colocó sobre la nariz y la boca para registrar así el volumen y el flujo del aire que inhalaban y exhalaban.
Las madres, por otro lado, debieron responder a unos cuestionarios entre las semanas 18 y 34 de gestación en los que aportaban datos sobre su salud, su forma de vida, su tipo de alimentación, factores socioeconómicos, y la intensidad y frecuencia con la que realizaban actividad física. De forma pudieron clasificar a las mujeres como: muy activas, activas o inactivas.
Uno de los puntos más importantes en el estudio fue la relación entre el tiempo hasta el flujo espiratorio tidal máximo y el tiempo espiratorio (tPTEF/tE). De modo que, un tPTEF/tE bajo significa que en el flujo de aire exhalado hay una limitación.
Lo que hallaron con los datos recogidos fue que los niños de madres que se mantuvieron inactivas en su gestación tenían probabilidades más altas de tener una función pulmonar baja. Y aunque no hay una definición como tal de función pulmonar “baja”, según los estudios, los niños que tienen un tPTEF/tE menor a 0,2 poco después de nacer tienen mayor probabilidad de tener asma a los 10 años.
Los investigadores continuarán haciendo un seguimiento de los niños para evaluar el progreso de su función pulmonar y la relación de esta con el surgimiento de otras enfermedades respiratorias.