Ser Padres

Reproducción asistida: dudas y temores de los padres

Las parejas que se someten a tratamientos de reproducción asistida tienen que sortear muchos obstáculos hasta conseguir el tan esperado embarazo. Por eso, cuando la gestación se consigue, los padres viven la espera con ansiedad. Resolvemos algunas de las principales dudas que surgen durante el proceso.

Cuando una pareja decide buscar un hijo, lo hace con toda la ilusión del mundo. Y esa ilusión se convierte en ansiedad cuando pasan los meses y un ciclo tras otro el positivo no llega. Y ahí, llega el momento de decidir consultar a un especialista.

Las pruebas a las que han de someterse antes de que se diagnostique la infertilidad y se prescriba un tratamiento son muchas, y algunas muy invasivas. Y si puede parecer que una vez que empiezan un tratamiento llega la tranquilidad es una impresión errónea. Es frecuente que sean necesarios varios intentos, e incluso cambios de técnica.

Miedo a sufrir un aborto en todo el embarazo

Por fin, llega el día. Un test de embarazo dice que un bebé está en camino. Por delante nueve meses de felicidad, sí, pero también de nuevos miedos y dudas. Llegados a este punto es fácil comprender que tantos temores no se pueden esfumar en un segundo y vivir la gestación con tranquilidad.
En este tipo de embarazos el control ginecológico" target="_self suele ser más estricto:

Los meses avanzan y un día la mamá siente un cosquilleo. Ese cosquilleo se transforma en un ligero movimiento. ¿Será?, ¿no será? Pronto el pequeño futbolista hace evidente que sí, son pataditas. Es una pequeña persona con vida propia. Esto sucede más o menos en el ecuador del embarazo.
Durante los meses siguientes es habitual el temor a que el parto se produzca antes de tiempo. Este miedo anida en cualquier embarazada, pero la inseguridad sobre todo el proceso es mayor en los casos de reproducción asistida por todos los traumas vividos.

Y el embarazo llega a término. Alrededor de la semana 37ª las dudas se hacen más intensas y la inquietud de los padres aumenta con cada nuevo signo de que el parto está cerca. Solo que en éste da igual que el embarazo sea por medios naturales o asistidos. ¿Estará sano? ¿Sabremos cuidarle? ¿Seremos capaces de darle todo nuestro cariño? Las dudas inevitables que conlleva la aventura de ser padres.

Las dudas de nuestros lectores

"Después de varios tratamientos sin resultados y mucho tiempo, ilusiones y desilusiones, conseguí mi primer embarazo. Apenas empezaba a tomar conciencia de que aquel pequeño embrión estaba dentro de mí, lo perdí. El dolor fue terrible.

Tardé un año en conseguir otro embarazo. Había decidido que era mi último intento. Mi moral estaba por los suelos y mi economía más abajo, así que cuando vi el positivo no me lo creí. Pasaban los meses y yo no me conectaba con mi bebé, tenía miedo a una nueva pérdida. Veía en las ecografías que iba creciendo, pero me parecía algo ajeno a mí. Me costó muchísimo crear un vínculo con mi hijo, y no sé si tiene que ver con la forma en la que lo conseguí. Empecé a creer que aquello era real cuando le noté moverse dentro de mí, y entonces me asaltaron los mismos miedos que a cualquier madre: ¿seré capaz? ¿Lo haré bien?"

"Mis miedos fueron más o menos los mismos que si hubiera sido un embarazo «normal», pero con la inquietud de no conocer al donante. No sabíamos nada de él: ni su aspecto, ni su vida, ni sus costumbres. No sabíamos si en su familia había malformaciones, pero no me hice la amniocentesis, así que creo que no tenía más miedo que cualquier otra madre.

Mucho peores que nuestros miedos fueron los de nuestros allegados. Tuvimos que oír barbaridades: que estábamos locos, que no sabíamos si el padre de nuestro hijo era negro –¡y qué!– o un asesino. Que a lo peor estaba enfermo... Fue horrible. Afortunadamente se tuvieron que callar: mi hijo está sano, es guapísimo y mucha gente dice que se parece a su padre, mi marido. ¡Para que luego digan!"

"Mis miedos empezaron en el momento en que recibí el positivo de mi primer hijo, tras uno de tantos ciclos de inducción a la ovulación. La felicidad fue inmensa, después de años de búsqueda y tratamientos, pero aparecieron las primeras preocupaciones: ¿será uno o dos?, ¿y si son trillizos o cuatrillizos? Luego supe que solo era uno, pero no por ello dejé de preocuparme. En cada ecografía temía que me dijeran que no había latido cardiaco.

En las sucesivas gestaciones algunos miedos desaparecieron, pero vinieron otros nuevos. Mi tercer embarazo fue por transferencia de embriones congelados, sobrantes de la fecundación in vitro de mi hija. Sé que con embriones congelados no hay mayor riesgo de aborto, ni de malformaciones, pero es difícil asimilar que durante muchos meses tus hijos han estado congelados. Pensaba en si se desarrollarían bien, me costaba hacerme a la idea de que unos embriones concebidos el mismo día que su hermana iban a nacer años más tarde. "

Visita nuestra galería de las principales técnicas de reproducción asistida

Avances en reproducción asistida

El pensamiento de “mejor embrión equivale a mejores resultados de embarazo” se ha tomado como verdad incuestionable desde los inicios de la medicina reproductiva. Por eso, en los laboratorios de embriología se ha trabajado concienzudamente para mejorar los métodos de selección embrionaria y optar por aquellos embriones que presentan mayor potencial de implantación. En el 8th International IVIRMA Congress celebrado en abril de 2019 en Mallorca, el póster que presentó IVI acerca de las vesículas extracelulares abre una nueva vía para la mejora de dicha selección y, por tanto, el aumento de las tasas de éxito en los tratamientos reproductivos.

Diego Marín, doctorando de IVIRMA en la sede que el grupo tiene ubicada en New Jersey lidera el trabajo “Extracellular vesicles can be isolated from culture media with and without exposure to human preimplantation embryos” junto al doctor Richard T. Scott, CEO de IVIRMA y mentor del proyecto. Este trabajo tiene como objetivo buscar un biomarcador que permita optimizar el proceso de selección embrionaria mediante un método no invasivo, para aumentar de esta manera las tasas de implantación de los embriones, en este caso euploides –aquellos que contienen 46 cromosomas normales –, que actualmente se sitúa en un 70%.

En resumen, la clave de este proyecto reside en que las vesículas extracelulares podrían ayudar a mejorar las tasas de éxito de la reproducción asistida. Estas partículas tienen un rol fundamental en la comunicación entre embrión y endometrio, destacando su potencial para servir como biomarcador.

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