
Informe de El Parto es Nuestro
Nacer en horario laboral: ¿quién asume los riesgos de un parto programado?
Programar los partos por razones no médicas, sino de agenda, pone en riesgo la salud de mujeres y bebés y desatiende las recomendaciones de la OMS.

Nacer en horario laboral se ha convertido en lo habitual en los últimos 30 años en la Comunidad de Madrid. Planificar los partos para que sucedan entre lunes y viernes y reducirlos al mínimo en fechas clave como Año Nuevo, Navidad o el 12 de Octubre, es la norma en los hospitales. Se programan, en definitiva, los partos para que ocurran en el momento en que más conviene logísticamente a los hospitales, independientemente de los riesgos que las inducciones y cesáreas programadas comportan para mujeres y bebés.
Para analizar esta evolución, se ha realizado un análisis de los nacimientos acontecidos en la Comunidad de Madrid entre los años 1975 y 2010 con los datos de la Estadística del Movimiento Natural de la Población (MNP) del Instituto Nacional de Estadística (INE). Los resultados del análisis se hacen visibles a través de los diferentes gráficos realizados por el equipo de estadísticas de la asociación El Parto es Nuestro.

El carácter fisiológico del parto hace suponer que los nacimientos deberían tener una distribución uniforme durante todos los días del año. Sin embargo, el análisis realizado constata que no es así y que hoy en día es más improbable nacer durante los fines de semana y festivos que durante los días laborables. Alterar los partos por razones no médicas es hoy en día una realidad.
Aunque el análisis se ha realizado para los nacimientos acontecidos en la Comunidad de Madrid, otros análisis similares sugieren que esta imposición del horario laboral en los partos se da de forma generalizada en España y otros países de nuestro entorno.
Sobre estas líneas, el gráfico muestra que, desde 1975, cada vez hay menos nacimientos en fin de semana, especialmente durante los domingos. Desde 1975 hasta 2010, cada vez se programan más los partos de las mujeres para que los nacimientos sucedan entre el lunes y el viernes.

En el gráfico que mostramos sobre estas líneas, se ve claramente que el mes de mayo aparece más coloreado que otros meses. Esto viene derivado de la estacionalidad que existe en los nacimientos. Del mismo modo que hay una “temporada alta” para las concepciones, según factores como el continente/país, el clima (en España verano, en Austria Navidades, etc.), hay un mes de un aumento considerable de nacimientos (mayo en el caso de España). En cualquier caso, queda de manifiesto que durante los días festivos la proporción de nacimientos es considerablemente menor que el resto de días.

La tabla superior muestra todos los días del año 1975 y, en graduado, se puede ver la proporción de nacimientos por cada día del año. Cuanto más fuerte es el tono, más alta es la proporción de nacimientos en ese día.
En 1975 apenas se aprecian diferencias entre unos días y otros, hay una distribución bastante uniforme. El mayor número de nacimientos durante los meses de mayo y junio responde al fenómeno estacional de los nacimientos por el cuál, de forma natural, en unos meses del año nacen más niños que en otros. Un detalle que llama la atención es la bajada de nacimientos en los últimos días de julio, justo antes de las vacaciones de verano.

En 2010, sobresalen los fines de semana de un color mucho más claro que el resto de días. Además se observa cómo han ganado importancia las fechas claves como días festivos y puentes, alterando el reparto natural de nacimientos. Se constata que en 2010 se ha impuesto el horario laboral a la fisiología del parto.

La Organización Mundial de la Salud lleva décadas alertando a países como España de los riesgos de programar partos, ya sea a través de una inducción o con una cesárea programada. Y es que, España sobrepasa las recomendaciones de la OMS en cuanto a inducciones: “La inducción del parto debe reservarse para indicaciones médicas específicas. Ninguna región debería tener más de un 10% de inducciones.”
Si la OMS recomienda no sobrepasar el 10%, España, según el Ministerio de Sanidad está en un 19,4%: “La realización de inducciones se sitúa en un 19,4%, siendo superior al estándar de referencia de la OMS (menos del 10%). Este excesivo número de inducciones indica la necesidad de investigar sus causas para poder valorar este dato en su conjunto y el cumplimiento de las recomendaciones de la Estrategia de Atención al Parto Normal en los equipos de obstetricia.”
Según el informe de Euro Peristat3 la Comunidad Valenciana, con un 31,7%, supera a cualquier país europeo en inducciones.
En cuanto a las cesáreas, España, con un 25% (22% en los hospitales públicos, 36% en los privados)4 en 2014, queda muy lejos del máximo recomendado por la OMS: un 15%. La falta de información acerca de cuántas de estas cesáreas son programadas hace que no podamos ofrecer ningún análisis. Instamos por ello a las autoridades sanitarias a incrementar la transparencia y elaborar y publicar estadísticas que recojan este tipo de información por hospitales.

Mujeres y bebés asumen los riesgos y consecuencias de la programación de partos, del abuso de la oxitocina sintética y cesáreas programadas, en muchas ocasiones sin haber sido debidamente informadas ni haber dado su consentimiento para las intervenciones médicas. El alto precio a pagar es un aumento de bebés que nacen prematuramente, junto con lesiones innecesarias, tanto en madres (episiotomías o daños por manipulaciones, por ejemplo, así como complicaciones psicológicas como estrés postraumático o depresión) como bebés (cortes de bisturí, luxaciones de hombros, problemas respiratorios, etc.) y fracasos de lactancia, por nombrar solo unos pocos.

El Parto es Nuestro ya ha lanzado campañas con ocasión del 15 de agosto y 12 de octubre pasados, dos de las fechas del año en las que menos nacimientos hay, recordando que ciertas fechas o eventos no son motivos para programar un parto.
Además, desde la asociación El Parto es Nuestro instan a los servicios de ginecología y obstetricia en atención primaria y especializada, a los organismos, profesionales y autoridades sanitarias a:
- Considerar el embarazo y parto como un proceso fisiológico y respetar este proceso como tal,
- limitar las programaciones de partos a las estrictamente necesarias, eliminando las festividades y fines de semana de la lista de motivos,
- facilitar la organización hospitalaria de modo que los fines de semana y días festivos sean igual de seguros para parir o nacer que los días laborables y
- elaborar y publicar estadísticas por hospitales, tanto públicos como privados, que permitan conocer el porcentaje de partos inducidos y cesáreas programadas de cada centro, de forma que las mujeres puedan basar su elección en información relevante.