Ser Padres

Cómo abordar las reacciones de agresividad en los niños tras la pérdida de un ser querido

Cuando fallece un ser querido, una de las reacciones más comunes tanto en adultos como en niños es la rabia. ¿Podemos permitir al niño los comportamientos agresivos? ¿Qué estrategias podemos seguir para controlar la ira en el duelo infantil?

Cuando fallece un ser querido, las conductas agresivas son una reacción habitual en los niños. Una de las emociones más comunes del duelo es la rabia, no solo en los menores, sino también en los adultos. Sin embargo, en los niños a menudo ocurre que, al enfrentarse por primera vez a la muerte, el sentimiento de vulnerabilidad y la escasez de habilidades que tienen para afrontarlo hace que se manifiesten la frustración y la rabia, provocando que se muestren más enfadados de lo normal.

Es común que los menores de 10 años manifiesten conductas agresivas como:

- Aumento de rabietas y pataletas.

- Pegar a sus compañeros ante pequeños conflictos.

- Romper objetos como muestra de frustración.

- Enfados sin motivo aparente.

- Negativa a hacer cosas que antes hacían sin problemas.

Si bien esas conductas son normales, no podemos caer en la permisividad ni excusar las conductas indeseables del niño atribuyéndolas a la situación vivida. Es decir: no podemos justificar su agresividad ni negarnos a intervenir escudándonos en la situación que están atravesando.

Permisividad de los adultos ante el niño en duelo

A menudo los adultos tienden a justificar este comportamiento, basándose en lo siguientes argumentos:

- "Pobre, cómo vamos a castigarle si no tiene a su madre".

- "Hombre, yo solo soy la abuela, el pobre ahora pasa las tardes conmigo".

- "Es normal que se porte mal, con todo lo que ha pasado".

- "Quien le corregía era su padre, desde que ha muerto no nos hacemos con él".

- "Bastante sufre él como para que encima le presionemos".

- "Con el tiempo ya se moderará".

Hay que tener en cuenta que muchos de estos mensajes provienen de adultos desbordados por su propio duelo, cansados y sobrepasados por todas las cosas que atender. Es normal que acaben descuidando los límites y que se dé cierta incapacidad de atender a las responsabilidades, ya que el adulto estará atendiendo a su propio duelo con los recursos que dispone.

Si los adultos están desbordados, es un buen momento para que busquen ayuda profesional, con el fin de poder reorganizarse y volver a tomar el control de la situación. En estos casos es recomendable derivar al adulto que lo necesite a terapia para retomar el control y también para ayudar a los niños desde su propia mejoría.

Es importante recordar que los límites, las rutinas, y el cumplimiento de responsabilidades y obligaciones ayudan a los niños a superar su duelo, por eso hay que esforzarse para que estas tareas y horarios se cumplan lo mejor posible. Como padres, no debemos consentir los comportamientos violentos ni agresivos: trataremos de controlarlos en la medida de lo posible, ya que más adelante, cuando se hayan implantado, será más difícil abordarlos.

Estrategias para controlar la ira en el duelo infantil

Para dialogar con los niños, podemos utilizar estrategias como: "Te entiendo, creo que estás muy enfadado desde que murió …., pero eso no se hace y vamos a arreglarlo de este modo…"; "Sé que te sientes mal desde que murió …, pero tu comportamiento no te ayuda, así que eso no lo vas a hacer más y vas a pedir perdón. Yo te ayudo"; "Sé que le echas mucho de menos, pero comportarte así no nos ayuda, sería mejor que hicieras…". Trabajaremos su ira con mensajes en esa línea.

Si el niño muestra conductas desajustadas, lo dirigiremos para que las corrija y trataremos de orientarle hacia otras conductas alternativas para expresar su malestar. Evitaremos personalizar en el niño: no hay que olvidar que ha perdido a alguien importante en su vida y que no tiene recursos para afrontar su malestar. Por eso, huiremos de expresiones como: "Eres malo", "Te portas muy mal", "Podías hacer las cosas más fáciles"… Somos sus adultos de referencia y estamos ahí para aconsejarle, acompañarle y ayudarle.

Las conductas agresivas en el duelo infantil son habituales, no hay que alarmarse. Si no somos capaces de reconducir al niño, lo aconsejable es que pidamos ayuda a un profesional, a fin de impedir que esa clase de comportamiento del menor se estabilice y se perpetúe en el tiempo.

Artículo ofrecido por Patricia Díaz Seoane, psicóloga de la Fundación Mario Losantos del Campo.

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