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Cuándo poner a mi hijo en el sentido de la marcha en el coche

Aunque la normativa, que es bastante confusa por la dualidad que existe, marca en quince meses el mínimo para poder cambiar de posición en el vehículo a un menor, todos los expertos en la materia coinciden en recomendar prolongar ese momento el máximo tiempo posible.

Si ya es difícil tomar decisiones sobre la vida de uno mismo, todavía lo es más hacerlo sobre la de un hijo, sobre todo cuando se trata de asuntos tan delicados como el de la seguridad vial, en el que además de la trascendencia que ya tiene por sí mismo, existe muchísima información al respecto, confusa en ocasiones, que conviene ordenar con calma para poder actuar en consecuencia tanto a la hora de elegir la primera silla o portabebé como el momento en el que ponerle en el sentido de la marcha del vehículo.

En este último detalle nos vamos a centrar en las próximas líneas, puesto que hasta la propia normativa dificulta más que facilita la labor de los padres en este aspecto. El motivo es que conviven dos normativas, ECE R44/04, que permite empezar a llevar a los niños en el sentido de la marcha a partir de los 9 kilos de peso, y la normativa ECE R129 o i-Size, que eleva ese mínimo a los 71 centímetros -una de las diferencias fundamentales es que la normativa i-Size da prioridad a la altura en detrimento del peso del niño- o 15 kilos. Ambas normativas conviven todavía, y eso que la segunda, la más reciente de las dos, entró en vigor en el año 2013. Motivos de esta duplicidad hay muchos, entre otras cosas que es de uso obligatorio el sistema de retención infantil (SRI) Isofix, que todavía no es compatible con algunos vehículos que siguen en circulación. Los días de la normativa antigua, la ECE R44/04, están contados, pero permanece vigente, y por eso es tan necesario aclarar la compleja situación legal que se da en este ámbito de la seguridad vial.

La recomendación de los expertos

Una vez explicado este primer embrollo, no basta con quedarse aquí para decidir cuándo dar la vuelta a un niño en el coche porque lo legal no siempre es lo más recomendable. Para saber qué es lo recomendable se hace necesario completar la información legal con la opinión de los expertos, y la unanimidad es absoluta: no existe edad recomendada, sino que se debe mantener a un crío a contramarcha en el vehículo el máximo tiempo que sea posible. Así lo aconseja la Dirección General de Tráfico; los especialistas en seguridad vial de los cuerpos de seguridad, como es el caso del Guardia Civil Jesús Rodríguez; cuerpos de bomberos como el de la Comunidad de Madrid; e instituciones de ámbito privado que son referencia en el sector del automóvil como el RACE o la Fundación Mapfre. Es casi imposible encontrar un consenso tan aplastante en otros ámbitos tan delicados como este.

Los estudios y las pruebas realizadas soportan de manera aplastante estas recomendaciones, que coinciden también en poner la edad de los cuatro años -25 kilos de peso- la edad hasta la que es muy importante para proteger la salud del menor llevarle a contramarcha. Si la silla lo hace posible y las características físicas del niño también, todo lo que sea ampliar dicha medida en el tiempo, hasta los ocho años incluso es lo recomendable. El motivo es estrictamente de seguridad, ya que los sistemas a contramarcha aseguran que el niño quede retenido en un choque frontal, evitando la peligrosa elongación del cuello y limitando por lo tanto el daño en la zona cervical.

No aceleres el cambio

El problema cuando la ley ya no obliga, sino que deja paso al terreno de lo opcional, es que entran en juego diversas cuestiones subjetivas, la mayoría generadas por los propios adultos cuando reflexionan sobre la decisión. Que si el niño se aburre, que no puedo vigilarlo igual ni acompañarle durante el viaje, que no cabe, que si se va a romper las piernas en caso de choque… Los argumentos que sirven para acelerar el cambio de orientación del menor en el coche son variados y amplios, pero ninguno de ellos justifica que se puedan imponer en la decisión al de la salud del crío. Algunos, de hecho, ni siquiera son verdaderos.

Por ejemplo, si la silla está homologada para ir a contramarcha es porque ha superado todos los test de seguridad previos, y te garantizamos que no son pocos, y mucho más exigentes que lo que te pueda parecer a ti a simple vista. Por lo tanto, el niño cabe y no tendrá más riesgo tampoco de romperse una pierna que si va a favor de la marcha. Además, ojalá no tenga que ser nunca así, llegados al extremo de sufrir un accidente, la prioridad fundamental a nivel de seguridad es la zona cervical, y esta se protege infinitamente mejor en posición a contramarcha.

Por supuesto, hay muchas formas de que un niño vaya entretenido en el coche, y también hay recursos legales como los espejos que se venden por un precio asequible para poder ver su cara desde las plazas delanteras, de modo que tampoco esto son excusas para no intentar prolongar en el tiempo lo máximo posible que el niño vaya a contramarcha en el coche. En la salud no hay nada más eficaz que la prevención, y en lo que a la seguridad vial se refiere, ya has visto que todos los expertos lo tienen claro: cuanto más tardes en poner a tu hijo a favor de la marcha, más estarás haciendo por su seguridad.

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