Ser Padres

La ilustración que muestra la cara oculta del teletrabajo con niños

Ya sabemos que el teletrabajo para muchos está siendo una verdadera aventura y si se combina con cuidar a los niños, puede ser algo de lo más estresante. Pero ¿realmente lo mostramos así? Una ilustración publicada en The New Yorker nos hace pensar sobre esa cara que se intenta ocultar por dar una apariencia perfecta.

Sí, después de toda la odisea internacional que hemos vivido y que aún continuamos viviendo, es imposible que a estas alturas no hayamos oído la palabra “teletrabajo”. Un término de lo más sonado en los últimos meses y con el que muchas personas se identificarán porque la situación les ha obligado a cambiar algunas de sus rutinas diarias por esta forma de ejercer su oficio a distancia.

Una manera de trabajar con la que, sin duda, aunque se realice en “la comodidad de tu hogar”, también puede conllevar muchas distracciones y estrés si no consigues organizarte bien o si, como muchos pueden estar pensando, no puedes. Seguramente esto lo entiendan a la perfección los padres que han tenido que continuar con sus labores, mientras tenían que atender a sus hijos.

Ya hemos hablado de este tema: hemos propuesto actividades infantiles para que los peques se entretengan mientras tú teletrabajas, hemos hablado del agotamiento que puede producirte esta forma de trabajo e, incluso, hemos mostrado algún vídeo que refleja a la perfección esta dinámica: “27 interrupciones en 11 minutos”.

Pero lo cierto es que ha habido una parte de la realidad que se había quedado en el tintero. Una realidad que queda oculta, pero que gracias a una ilustración publicada en la revista The New Yorker, se ha podido encender un foco hacia ella. Se trata de todo lo que se esconde detrás de la apariencia. De lo que no se muestra verdaderamente en las videoconferencias y el esfuerzo por simular una productividad de diez todos los días.

The New Yorker es una revista estadounidense que publica contenidos centrados en la ciudad de Nueva York, pero que, aún así, tiene una gran audiencia fuera de las fronteras del país. De hecho, la ilustración de la que hablamos es perfectamente válida no solo en esa ciudad porque muestra una situación reconocible en cualquier parte del mundo.

Su creadora es la ilustradora Teresa Burns Parkhurst y en su imagen vemos el salón de una casa que parece un auténtico desastre allá donde mires, excepto un lugar: la esquina donde se ve a un hombre trabajando, sonriente, con camisa y corbata y, por supuesto, con un fondo ordenado.

Un personaje que supuestamente está en un ambiente de trabajo ideal, cuando la realidad es que está rodeado de juguetes tirados por el suelo, ropa sin recoger, cajas, sobras de comida, el perro paseando debajo de la mesa, más juguetes...

Y no, esto no quiere decir que todas las casas se encuentren así, pero probablemente el objetivo de la artista ha sido plasmar cómo en algún aspecto se han intentado ocultar las circunstancias difíciles por las que hemos estado pasando.

De la misma forma que esto tampoco significa que no podamos ser productivos, que no podamos atender a todas las tareas o que los padres no puedan ser capaces de cuidar a sus niños a la vez. Tiene que ver más bien con el intento de querer reflejar que somos capaces de todo eso, pero dejando de lado una cuestión que es totalmente normal y real. Y es ni más ni menos que una situación como esta sea estresante y complicada. Por eso no es de extrañar que una imagen así nos haga pensar y haya tenido su correspondiente repercusión.

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