Ser Padres

Me declaro amigo de los mocos

Los mocos están ahí para proteger las vías respiratorias, lo único que hay que hacer es limpiarlos para que el niño vaya guapo.

Un catarro suele durar entre 2 y 15 días, a veces los niños van cogiendo uno tras otro y parece que no los sueltan.

Los catarros con mocos claros, verdes, amarillos o colores de fantasía son siempre producidos por virus, agentes estos muy molestos pero que tienen una vida limitada y pasados unos días sus defensas los controlan y eliminan.

No existen los catarros mal curados, eso es un mito, se decía antaño de la tuberculosis, pero hoy día todos los catarros se curan solos, cierto es que la bronquitis y la neumonía al principio se asemejan a un catarro pero rápidamente dan la cara.

No es infrecuente que aparezcan los mocos con fiebre, lo que hace que el peque se encuentre afectado y malito.

¿Tratamiento?

Para los mocos el mejor tratamiento es un pañuelo, muchos klennex son la solución ideal para estos procesos autolimitados.

En estos tiempos que vivimos esto no parece valer y muchos padres reclaman un remedio inmediato que cure al nene y que nos permita hacer vida normal. Pero no lo hay, hay que aguantar.

Paracetamol para el malestar (no para la fiebre) y mantener al pequeño bien hidratado. La fiebre es lo que realmente le está curando, matando virus por calor. Pero de esto hablaremos en otra ocasión.

¿Y los medicamentos para el catarro?

Muchos padres os sentís frustrados por esta impotencia, ¡algo habrá que hacer!, pensáis. En la farmacia venden un montón de medicamentos para el catarro; la tele hace cientos de anuncios de productos antigripales y para la tos, ¿acaso no valen para nada? Pues debo decir que para muy poco.

Mucolíticos, antitusivos, antigripales, expectorantes, homeopatía y demás pócimas no han demostrado ningún efecto para acortar un proceso catarral, ni han demostrado ser mejor que el agua, eso sí, son más caros y además con frecuencia tienen efectos secundarios, como gastritis o empeoramiento de la tos; sueño o irritabilidad según el producto; estreñimiento pertinaz o diarrea, sin olvidar contienen codeína, que es un derivado de la morfina.

Recetas sin sentido

Estos jarabes no son productos inocuos, y muchos médicos os lo recetarán para no oiros: a veces tiramos de receta demasiado rápido por no perder el tiempo en explicar que no hay solución, que no es necesario tratar unos mocos, solo hay que limpiarlos para que el nene vaya guapo, pero, ojo, limpiar las mucosidades no hacer un lavado intensivo con suero y aspirador de mocos que parece que le estamos fregando el cerebro por dentro.

Me declaro amigo de los mocos, los mocos están ahí para proteger las vías respiratorias de las temibles bacterias que se quedan pegadas en tan viscoso producto. Si limpiamos en exceso, dejamos la vía expedita para que puedan llegar al pulmón. Los mocos son nuestro mecanismo de defensa, igual que la fiebre.

¡Ah! Y los mocos no viajan; no bajan, ni suben; no se agarran, ni se sueltan; los mocos se generan en su sitio, así hay mocos de nariz, mocos de bronquio, mocos de allá donde se produzcan, pero no emigran ni veranean en sitios exóticos.

Y cuando damos un jarabe al niño y empieza a vomitar flemas suele ser motivo de regocijo porque ya los está echando. Pero, ¿os creéis que todo eso cabe en esos finos bronquios? Pues no, claro que no, todas esas flemas son contenido del estómago de la bonita gastritis que tiene gracias al jarabe que le estamos dando.

Asesor: El Dr. Jesús Martínez es pediatra, autor de El médico de mi hijo (ed. Temas de Hoy) y del blog el medico de mi hijo

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