No, decir alguna de estas frases a tu hijo no le va a crear ningún trauma
Vivimos en la época de la educación respetuosa, de los límites sanos y de dejar que sean los ritmos del niño los que nos marquen los pasos a seguir. Por eso, muchos padres no saben bien qué frases podría causar un ‘trauma’ en el desarrollo de su hijo. Las que os mostramos a continuación no entran en la lista.
Hemos de respetar el ritmo de crecimiento del niño, de no interferir demasiado en su autonomía, de dejarle espacio para crear, para sentir, para equivocarse. Hemos de corregirle de igual a igual, dirigirnos a ellos con firmeza, pero con amabilidad. Dejar claro que somos sus padres y no sus amigos, pero no actuar de manera dictatorial con ellos.
En definitiva, un lío que a muchos padres trae de cabeza. La Educación en Positivo (o Disciplina Positiva) habla de los límites sanos, de la importancia de eliminar el ‘No’ de nuestro vocabulario a la hora de educar a nuestros hijos o de las normas, los acuerdos y el papel que juegan los peques en su propio desarrollo. Y entre tantas idas y venidas, son muchos los padres que quieren aplicarla en casa, pero que se encuentran abrumados ante tanta información y se bloquean en según qué escenarios.
Aunque hemos hablado largo y tendido sobre cómo dice la Disciplina Positiva que hemos de actuar a la hora de enfrentarnos a una rabieta, pocas veces nos hemos parado a analizar esas frases que decimos continuamente en casa y que generan tantas dudas. ¿Si digo esto al niño podré crearle un trauma de mayor?
Preguntarse esto ante una expresión que no sabemos si está bien o mal dicha es, aunque parezca mentira, una buena señal. Significa que eres una parte consciente en la educación y la crianza de tu hijo y que te preocupa mucho cómo lo estés haciendo. Además, esa pregunta deja claro que sabes que existen cosas que están mal dichas y quieres corregirlas. ¡Vas por el buen camino!
Tenemos claro que hay que poner límites sanos y que el ‘no’ con los peques es mejor evitarlo en según qué momentos, pero existen otras expresiones que decimos muy a menudo y que, al contrario de lo que podamos pensar, no crean ningún trauma a nuestro hijo ni son sinónimo de que estamos haciendo mal las cosas.
En esta lista encontraréis algunas de ellas. En cada una de ellas os explicamos por qué son necesarias o cuál sería una alternativa algo más ‘incorrecta’ a ellas.
Para cruzar la calle, toma mi mano
Los límites son necesarios en la crianza de nuestros hijos. Eso sí, siempre que sean sanos y que se los transmitamos de manera clara y contundente. Este sería un claro ejemplo del por qué las órdenes cortas y tajantes los niños suelen acatarlas bien. Eso sí: hay que tener siempre presente que no podemos decírselo con una actitud rígida o dando gritos. Más bien lo haremos de manera amable para ellos.
Es hora de ir ya a la cama
Un claro ejemplo de límite sano es la hora la que les llevaremos a la cama. Si hemos establecido rutinas fijas, esta frase ni siquiera estará en nuestro vocabulario cuando llegue el día porque ellos solitos sabrán que, después de cenar y de lavarse los dientes, tocar ir a dormir.Siempre será mejor decir esto, a un ‘¡que te vayas ya a la cama!’.
Tienes que hacer ya las tareas del cole
Si queremos que el peque se ponga con los deberes, no hace falta que se lo transmitamos como una orden rígida. En este caso un ‘he dicho que hagas los deberes ahora mismo’ sí estaría marcando un límite demasiado rígido para ellos y, si lo extrapolamos a otra serie de tareas, podríamos influir negativamente en su desarrollo.Sin embargo, si se lo transmitimos con calma, seguridad y firmeza, la cosa cambia. Para que sean conscientes, podemos explicar por qué han de hacer eso en ese momento.
Lo que has hecho está mal
‘Qué malo eres’. ¿Te suena? A nosotros nos da igual decir eso, que afirmarles lo mal que han hecho algo, a ellos no. En el primer caso estamos desaprobando su carácter y su personalidad, en el segundo tan solo nos referimos a una determinada conducta. Diciendo ‘eso no está bien hecho’ dejamos claro que es un comportamiento, no todo lo que hace nuestro peque.Incluso, en esta línea, es importante remarcar que, igual que destacamos lo que ha hecho mal con ánimo de corregir, también deberemos recordarle lo que ha hecho bien para fortalecer la confianza en sí mismo.
‘No, eso en la boca, no’
“Cada vez que el niño quiera alcanzar, morder o jugar con un objeto inapropiado, hay que decirle que no sin alterarnos, muy despacio y mirándole a los ojos”, nos contaba Luis Miguel Lebrusán en este artículo. Además, hay que usar frases muy sencillas como la que ponemos de ejemplo y acompañarlas de gestos que puedan entender.Además, podemos volver a la importancia de explicarles por qué no pueden hacer eso para que lo entiendan mejor.
Tu tiempo con el móvil ha acabado
Para que esta frase sea efectiva a la hora de transmitir una buena educación a nuestros hijos, tenemos que hablar de la importancia de pactar con ellos ciertas normas y límites: si nosotros pactamos con ellos, por ejemplo, que media hora diaria la pueden dedicar a las pantallas, interiorizarán que, cuando les recordemos que ya ha acabado la media hora, tendrán que soltarlo.Esto, además, reforzará nuestros lazos con ellos.
Tienes que acabarte la comida
En este caso hemos sustituido un ‘¡que te lo comas!’ por una frase mucho más respetuosa y tranquila. Necesitamos ser firmes a la hora de decirla y, además, explicar al peque las consecuencias que tendría no acabarse la comida y por qué debe hacerlo.
Al llegar, lávate las manos
“El niño debe tener claro qué esperamos de él así que hemos de decir las cosas de manera clara, sencilla y coherente, además de ajustada a su edad y nivel de entendimiento”, nos contaba Patricia Pizzolante en este vídeo.Un ejemplo de norma que tenemos que transmitir al pequeño.
¡No!
Vale, hemos hablado mil veces de la importancia de eliminar el NO en nuestro vocabulario para comunicarnos con nuestros hijos pero está claro que a veces es necesario y que no supone ningún trauma para su desarrollo.“El no es necesario cuando es una expresión para salvaguardar a nuestros hijos de ciertos peligros”, cuenta Silvia Guijarro, Educadora de Disciplina Positiva para Familias en el blog Criar con Sentido Común. Si está en peligro, un NO rotundo provocará que se pare en seco y el mensaje claro de que no debe hacerlo. “Luego, en otro contexto donde no haya peligro, sí podemos explicarla de forma positiva qué debe hacer”, afirma.
¡Para!
Quizás esta palabra no simboliza todo lo que venimos explicando hasta ahora, pero debes permitirte perder la paciencia en determinados momentos y no pasará absolutamente nada. Por dar una orden de este tipo a tu hijo en determinados momentos no vas a crear ningún trauma que perdure en él por los siglos de los siglos.Al hilo de esto último, recordamos una viñeta del gran Forbes: ‘Evaluada científicamente la situación, me inclino a quitarle el martillo’, dice un psicólogo a unos padres cuyo hijo no para de golpearlos con la herramientas .Estos, visiblemente agotados espetan un ‘¿y no le crearemos un trauma?’. ‘No, tontolhaba; no’, les responde el profesional.